Mar 27, 2006

Aburridos del éxito

Seguimos reciclando las viejas recetas del pasado, que fracasaron cada vez que se pusieron en práctica en el país y el mundo. Aparentemente seguimos convencidos de que esta vez sale bien, si le ponemos empeño, dedicación y furor ideológico.

Roberto Cachanosky sigue explicando cuestiones que deberían ser más que obvias para un país con el triste historial del nuestro. Esta vez relacionado con las nacionalizaciones de las empresas de servicios:

A esta altura del partido, ya no me sorprende que el gobierno se lance a la estatización de las empresas privatizadas. Después de prohibir la exportación de carne, cualquier medida puede esperarse de ahora en más por la sencilla razón de que la política económica no está orientada al crecimiento sostenido de la Argentina sino que se limita a subordinarse a las necesidades electorales del gobierno.

Al volver a las estatizaciones, no sólo Kirchner coincide con la ideología de los militares nacionalistas que disfrutaban teniendo Fabricaciones Militares, sino que, además, condena a los argentinos a volver a tener problemas de infraestructura y a soportar nuevos bolsones de corrupción.

El Estado se ha quedado con Aguas Argentinas. La pregunta que viene inmediatamente es: ¿cómo va a hacer el Estado para financiar las obras de ampliación? ¿De dónde saldrán los recursos?

3 comments:

  1. si las privatizaciones de los '90 fueron tan desastrosas como la pintan ahora entonces más de la mitad de la clase política argentina debería estar en la carcel porque las privatizaciones no fueron obra de una sola persona...

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  2. Jorge, vuelvo a insistir que no se trata de una cuestión racional. En la sociedad argentina no se dio un debate sobre las bondades o no del modelo estatista o el de políticas promercado. Se trata de cuestiones que tienen mucho más que ver con lo cultural, con los valores, con lo que somos, lo que nos sale del alma.

    Estoy convencido de que es con este modelo de país con el que nos sentimos más cómodos e identificados. Cualquier argentino que se precie de tal es mucho más feliz con el fracaso ajeno que con el éxito propio.

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  3. Leo el artículo de Cachanosky, y la verdad que es tragicómico recordar lo que sucedía en la época del "exitosísimo" Plan Me(ca)ga(r)tel: la inauguración de líneas telefónicas es todo un festejo cuando en países normales eso ni se celebra!!!!

    Pero más bronca da el hecho de que un Estado que ni siquiera cumple con sus funciones básicas elementales (salud, educación, justicia, seguridad interior y defensa nacional) pero que se da el lujo de exprimir a los contribuyentes, se lance a áreas que son propias del sector privado, como lo es en este caso la provisión de servicios públicos básicos (gas, luz, teléfono, agua). Ese tipo de Estados, a mi juicio, no tienen razón de ser y deberían desaparecer, si bien ello sería utópico.

    Y lo puedo decir: aquel político que piense que el Estado debe ser empresario (en el único rubro donde admito empresas públicas es en la industria militar) cuando no cumple con sus funciones básicas elementales, es un incompetente con todas las letras y no merece ocupar cargo político alguno.

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