La Argentina productivista es un mundo maravilloso de fantasía y colores donde todos nuestros sueños se hacen realidad. Vuelvo con el tema de los conflictos que genera este gobierno. Hace unos días, todos los medios destacaban como un triunfo inapelable de la estrategia de negociación de Kirchner el inminente encuentro con el presidente de Uruguay. Ahí le íbamos a explicar un par de temitas a estos desubicados. Pero hete aquí que, una casualidad, un día antes nos enteramos de que la reunión no se lleva a cabo.
Hasta ayer podíamos leer en todos los diarios que las empresas habían suspendido la construcción de las plantas de celulosa. Otro espectacular triunfo de la encomiable capacidad de negociación de nuestro bienamado líder. Una vez más, el matonismo argentino da pingües resultados.
Pero, ¡qué cosa che!, hoy leo en La Nación que parece que no es tan así la cosa tampoco. Aparentemente, Botnia, una de las empresas, no suspende las obras. ¿Alguien más siente que nos están tomando el pelo como a chicos?
Por supuesto, como esta manera de encarar la realidad, tan cara a nuestros sentimientos, no puede fallar, por un encomiable proceso de memoria selectiva sólo computamos los supuestos aciertos e inmediatamente descartamos los errores.
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