Ricardo López Göttig en La Nación de hoy, no se lo pierdan:
La reciente expulsión del escritor José Ignacio García Hamilton a las puertas de Cuba ha sido la expresión de un régimen temeroso y tambaleante, inseguro de sí mismo y de su porvenir inmediato. Desde la caída del sistema comunista soviético, la dictadura de Fidel Castro ya no recibe los dineros frescos que le llegaban de Moscú y comenzó su deriva ideológica, perdida la fe en el marxismo-leninismo. El enemigo siguió siendo la democracia liberal, personificada en las naciones prósperas de América del Norte y Europa occidental. Y así fue como se embarcó en cuanta aventura populista, dictatorial y profundamente contraria a la modernidad ha surgido en el mundo.
No debe, por consiguiente, llamar la atención su creciente acercamiento al régimen iraní de Mahmoud Ahmadinejad. Los elogios que se publican en el diario oficial cubano Granma hacia la teocracia fundamentalista eran impensables hace quince años atrás. El marxismo se inspira en un materialismo dialéctico férreamente ateo, pero que cree en una ley de la historia inexorable que llevará al triunfo final de una clase elegida, el proletariado, a un comunismo idílico en el futuro. La teocracia iraní, por su lado, es una versión radicalizada y tergiversada del islam, que procura degradar a esa religión en una receta autoritaria y absolutamente reaccionaria. La paradoja es que fueron los árabes musulmanes quienes lograron rescatar del olvido y la destrucción buena parte de la cultura clásica grecorromana, y gracias a ellos llegaron a nosotros textos que de otro modo hubieran perecido. En buena parte, nosotros los occidentales somos lo que somos gracias al islam.
La falacia del Islam y los árabes rescatando la cultura occidental no tiene muchos años de vida, históricamente hablando, pero goza de una muy buena salud. La verdad es que quienes se encargaron de "recuperar" la ciencia y literatura de los griegos, fueron mayoritariamente judíos y árabes no musulmanes (cristianos o "disidentes" del islam). Ya que para el año 750 de la era cristiana el mar mediterráneo era peligrosísimo, debido a la piratería musulmana y a las flotas de aventureros musulmanes que conquistaron Iberia, Sicilia, y Noráfrica, e incursionaron varias veces contra Francia, Córcega, e Italia, la más facil ruta de comunicación entre el Imperio Romano del Este (Bizancio) y Occidente, quedó cortada. Si el islam no hubiera asediado y mutilado a Bizancio desde el año 650 en adelante, la comunicación este-oeste podría haber sido mejor y la así llamada Edad Media podría haber sido muy diferente. Lo que obtuvo Occidente en materia de ciencia del "islam," lo obtuvo gracias a dhimmis y disidentes que vieron la ventaja de tratar con Europa, no a la buena voluntad o tolerancia de los amos musulmanes. Cuando en la balanza se pone a la Península Ibérica, toda Noráfrica (que era un importante centro cristiano) incluyendo la provincia bizantina de Egipto, todo el Levante y medio mar Mediterráneo, y se entiende que el islam los conquistó a sangre y fuego, se empieza a comprender la magnitud de la rapacidad musulmana. A eso hay que agregarle Irán (el imperio persa Sasánida) y la mitad de India: religiones, culturas, lenguages, todo destruido. Y ahora resulta que muchos tontos útiles occidentales se especializan en alabar las "contribuciones" del islam a nuestra civilización. La mejor contribución que pudieron haber hecho era quedarse en Arabia, donde nadie los estaba molestando.
ReplyDeleteSinceramente no conozco el tema con la profundidad necesaria para opinar. Sabía que fueron los árabes los que rescataron del oscurantismo las obras de la Grecia clásica, que luego fueron redescubiertas en Europa al ser retraducidas del árabe. Pero sinceramente no se qué rol jugó el Islam en todo esto.
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