El Opinador Compulsivo

Rosendo Fraga júnior se pregunta qué hacer con la Defensa:

Encarar la realidad con un romanticismo tardío puede ser una actitud muy simpática y loable, siempre y cuando no lo apliquemos a un problema concreto: resulta enternecedor creer que la Humanidad marcha inexorablemente hacia la paz mundial, pero en el plano de lo práctico no parece ser real; también sería heroico y romántico –y sobre todo económico- repeler una tercera invasión inglesa con matronas arrojando aceite hirviendo desde los techos, mulatas utilizando empanadas calientes como si fueran proyectiles y la entrada triunfal de una caballería de patagones con sus infalibles boleadoreas –como se enseña en las escuelas-, pero esto tampoco parece ser del todo realista. Es simpático pero no es real.