Para Julio María Sanguinetti no hay tal corrimiento a la izquierda en Latinoamérica, pero vivimos tiempos con un toque carnavalesco:
Tras la reciente Cumbre Unión Europea-América Latina celebrada en Viena, además de que ello ha quedado en claro, infortunadamente se ha podido comprobar que nuestra región está más desintegrada que nunca, cruzada por conflictos entre quienes, por su presunta afinidad ideológica, se suponía que iban a configurar verdaderos ejes de integración, incluso enfrentados a Washington.
Para empezar digamos que los dos grandes procesos de integración, la Comunidad Andina y el Mercosur, se han mostrado más débiles que nunca. En el primero Venezuela aparece en retirada, con el presidente Chávez afirmando que sus intereses están en el Sur, al tiempo que se pelea amargamente con Perú por firmar éste un Tratado de Libre Comercio con EE UU, igual al suscrito por Colombia y al que tramita Ecuador. Por su parte, Mercosur muestra a Argentina y Uruguay enfrentados como no ocurría hace más de medio siglo, por la instalación de dos plantas de celulosa en el río Uruguay; Uruguay y Paraguay reivindicando inequívocamente su derecho a asumir asociaciones unilaterales de comercio fuera del Mercosur y, para completarla, el Brasil airado con el asociado Bolivia que, al nacionalizar el gas, la ha emprendido violentamente contra Petrobras, la gran empresa estatal brasileña, a la que no ha vacilado en calificar de "ilegal" y "contrabandista". La imagen de la reina del Carnaval de Gualeguaychú, en biquini de lentejuelas, paseando su generosa humanidad con un cartel de protesta en el conflicto rioplatense, delante de la asombrada mirada de los presidentes europeos y latinoamericanos, define con expresividad el momento: vivimos tiempos con un toque carnavalesco.
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