Jun 27, 2006

Roberto Cachanosky sobre la vuelta del estatismo y el intervencionismo. Insisto, el problema no es tanto que Kirchner esté convencido de que ese es el camino, sino que lo estemos todos como sociedad:

Néstor Kirchner cree en el estatismo y en el intervencionismo, es decir, cree que el Estado debe ser empresario y que también tiene que regular las variables económicas, definiendo, según su criterio, qué es una ganancia justa, cuánto tienen que ganar los empleados, qué debe producirse localmente y qué debe importarse y cuáles son los precios a los que deben venderse los bienes y servicios, entre otras cosas. Es decir, Kirchner cree en la libertad de hacer de la gente siempre y cuando la gente (empresarios y consumidores) se comporte de acuerdo a lo que él considera conveniente. La gente es libre… de hacer lo que él quiere.

Su modelo de sustitución de importaciones vía un tipo de cambio artificialmente alto, los controles de precios y salarios, las prohibiciones de exportar, la creación de empresas estatales y sus insistentes críticas a ganancias “exageradas” son ejemplos categóricos sobre su forma de ver la economía. Kirchner ve la economía como un juego de suma cero, por el cual, en todo intercambio, si uno gana es porque el otro, necesariamente, pierde. No entiende que el intercambio libre y voluntario entre las partes deriva en beneficio para ambos. No comprende que si alguien entrega una determinada cantidad de dinero a cambio de un bien o servicio es porque valora más lo que recibe que lo que entrega. En definitiva, lo que refleja la política económica en marcha es que a Kirchner le falta profundizar en la teoría del valor: no entiende que el valor es subjetivo, que los bienes son valorados de diferente manera por diferentes personas, y que, además, una misma persona cambia la forma de valorar los bienes bajo diferentes circunstancias.

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