Mariano Grondona sobre la marcha de Blumberg del jueves. Hay mucha gente muy entusiasmada por todo esto, con una enorme expectativa, y este analista se cuenta entre ella. Lamentablemente, me temo que no comparto el optimismo.
El problema no es D’elia. Este personaje nefasto es un empleado de Kirchner. El problema tampoco es Kirchner o la banda de ladrones de gallinas que lo secundan. Tal vez no quede demasiado bien decir estas cosas, pero esta gente está en el gobierno porque alguien los votó. No sólo para presidente, hace unos meses ganaron claramente las legislativas a nivel nacional. Es muy probable que las encuestas de opinión sean exageradas o directamente compradas, pero gran parte de la sociedad los sigue apoyando. De otra manera no cierra que sigan siendo capaces de hacer estas cosas:
Algunos observadores se preguntaron después del acto por la relación entre Kirchner y D´ Elía. ¿Actúa el piquetero por cuenta propia? Y si lo hace, ¿no le impone al Presidente un alto costo político? Esta hipótesis se disolvería fácilmente si el Presidente, en vez de premiar a D´ Elía como lo hizo al darle un puesto público después del incendio de una comisaría, prescindiera sin más de sus servicios.
En el caso de que no lo haga después de su impúdica diatriba del jueves, ¿quién podrá suponer que el piquetero es independiente de la voluntad presidencial?
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