Oct 18, 2006

Más sobre Ezeiza II. Me parecieron interesantes los análisis de Alejandro Rozitchner y Sergio Berensztein:

Alejandro Rozitchner:

No podemos dejar de pensar en Ezeiza, pese a las distancias. Cuando Perón llega, muerto o un poco menos, a algún lado y tiene que ser recibido por los suyos se arma un quilombo tremendo entre los que reclaman su pertenencia: hermanos que se enfrentan por el amor de un papá que a todos les dijo que eran sus preferidos. Será también porque el peronismo siempre fue una tensión contenida, bandas amuchadas sin una ideología clara que se nuclean para disputar un poder común, unidas por una especie de espíritu, por un estilo y una estética, por una argamasa fascistoide y populachera, prepotente y pragmática. A veces tienen logros, pero la verdad es que sería bueno que pudiéramos dar origen a partidos o movimientos un poco más capaces de darle vuelo a la sociedad, de hecho el peronismo remueve la pobreza pero no nos permite salir de ella. Es lo que se puede llamar “pobrismo”: la pobreza hecha valor y destino nacional meritorio.

Sergio Berensztein ¿Es este el fin del peronismo?
Creo que no, que las redes del peronismo político siguen (y seguirán) teniendo mucha influencia en todo el país, incluyendo la provincia del Buenos Aires. Pero sí creo que esto expone la crisis política que vive la Argentina y en particular el peronismo. En países en desarrollo, hay otros casos de sistemas políticos que conviven con (e incluso protegen a) algunos grupos violentos integrados por sectores marginales o incluso lúmpenes. El problema es cuando la política se construye casi exclusivamente con esa clase de gente. Es decir, cuando desde el poder (en nuestro caso, desde la presidencia) se obtura el debate público, se pretende controlar los medios de comunicación, se paraliza el Congreso, se intervienen y congelan los partidos políticos, se desactiva a la sociedad civil, etc., entonces se produce un vacío de institucionalidad que puede ser llenado, de manera imperfecta y brutal, por los personajes que protagonizaron los incidentes del Hospital Francés o de San Vicente.

1 comment:

  1. Lamentablemente, el impresentable de D'Elía tiene razón cuando dice que hay que “acabar con el unicato sindical" y que, según él, debe llegar la democracia sindical.

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