Más de Nicaragua. Carlos Alberto Montaner es menos optimista que los muchachos de The Economist y se pregunta si en esta oportunidad Ortega seguirá los pasos de Chávez o los de Alan García:
Cuando se supo que había ganado las elecciones, llamé a una amiga américo-nicaragüense y le pregunté qué se proponía hacer. Su respuesta fue rápida y cortante: ''Primero voy a llorar, luego voy a sacar mi dinero del banco y trasladarlo a Miami''. Y es natural. Los españoles tienen un refrán que explica esa actitud: ''El que vive desconfiado es señal de que lo han fregado''. Naturalmente, no dicen fregado, pero creo que los periódicos rechazarían el lenguaje popular madrileño. A mi amiga y a su familia las fregaron severamente durante la década sandinista y no están dispuestas a reeditar esa experiencia.
Entre hoy y el 10 de enero de 2007, fecha del traspaso de poderes, miles de nicaragüenses, primero discretamente, luego con nerviosismo, sacarán su dinero de los bancos, los cambiarán en dólares, y trasladarán esos ahorros a otros destinos menos peligrosos. Otros cientos detendrán las inversiones previstas, mientras los inversionistas extranjeros señalarán un largo compás de espera antes de aterrizar con sus capitales, si es que alguna vez se atreven a llevarlos. No puede olvidarse que en la década de los ochenta el señor Ortega destruyó las plantaciones agrícolas, acabó con la ganadería y desató la hiperinflación más demoledora de la historia universal del dinero, semejante a la alemana de la república de Weimar, haciendo retroceder a la sociedad nica a los índices de producción y consumo de cuarenta años antes.
Actualización:
Álvaro Vargas Llosa es un poco más optimista. Ya veremos cómo termina todo.
Andar va a andar...como el toor
ReplyDeleteLa cosa es peor aún, sino mira lo que dijo Carlos Montaner en un artículo suyo:
ReplyDelete"Hasta hace un par de años en Nicaragua se necesitaba un 45% de los votos para evitar la segunda vuelta, pero los sandinistas negociaron con el ex presidente Arnoldo Alemán una rebaja de diez puntos a cambio de amnistiarle sus delitos de corrupción."
Lo que quiero decir es que el problema de Nicaragua son estos dos tipos: Ortega y Alemán, por lo que se ve ellos son "demasiado honestos".
De todos modos, haga lo que haga y diga lo que diga, Daniel me parecerá un personaje nefasto.
Ortega es de terror. Yo no creo que estos tipos cambien.
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