El Opinador Compulsivo

Un artículo que salió publicado en el L.A. Times del domingo habla más que todas las estadísticas y los índices que un académico pueda imaginar. Todos aquellos que dicen que los inmigrantes ilegales llegan a este país -Estados Unidos- por la puerta fácil deberían leer este artículo que personalmente me conmovió.

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Llamé al consulado argentino en Los Angeles un día en el 2004 para saber qué tenía que hacer para renovar mi pasaporte que estaba pronto a vencerse. Me comunicaron que ese trámite se hace únicamente en Buenos Aires. Les dije que no podía ser, que estaban equivocados, que para eso está el consulado (o estudié mal la bolilla 12 de Derecho Internacional Público?), que debía tratarse de un malentendido. Me dijeron que no. Que solamente en Buenos Aires, en la Policía Federal para ser más preciso, podía hacer el trámite. Ellos -los del consulado- me darían un papel especial para entrar a la Argentina con un pasaporte vencido (obviamente, el único país al que podría entrar con pasaporte vencido). Me fui al consulado a por el papel. Cuando llegué, la pregunta que me salió del alma fue: "Dónde está la cola para renunciar a la ciudadanía argentina?" El chiste fue celebrado -y compartido, presumo- por los pocos compatriotas que estaban en "territorio patrio" esa mañana. Ese día sentí una mayor urgencia por despojarme del último documento formal que me une al Virreynato del Río de La Plata.

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Hoy entré a un edificio del gobierno federal (ahora parte del "tenebroso" Department of Homeland Security) esperando que llamen mi número para la entrevista final que, de ser exitosa, me convertiría en ciudadano americano. Casualmente, mientras esperaba el llamado estaba leyendo en el L.A. Times de ayer este artículo arriba mencionado sobre uno de los miles incidentes que ocurren a diario en la frontera del país mas odiado deseado del mundo. Al lado mío estaba un simpatiquísimo Borat, con el que inicié una charla que me conmovió. Se trataba de un armenio criado en Irán que estaba esperando su turno. Me contaba que salió de Irán porque los armenios (que son en su mayoría cristianos) son muy discriminados por los persas (iraníes); que vivió en Alemania y España por varios años, y que luego de esas experiencias estaba a punto de finalmente cambiar de ciudadanía:

"En unos minutos" -me dijo con lágrimas en los ojos- "voy a ser oficialmente parte del único país que me hizo sentir en la casa que nunca tuve." "This is the land of the future, this is the land of opportunity" -me dijo medio reprochándome porque creo que tomó mi lectura del diario como un acto de indiferencia ante semejante acontecimiento.

Pero lejos estaba yo de ser indiferente ante un momento tan especial que me llena de orgullo. Está bien, yo llegué por la forma fácil, entré por la puerta grande, sin merecerlo y sólo por un accidente del destino: la persona hecha para mí, mi esposa, tenía pasaporte americano. Y pido disculpas por ello.

Hoy no pude dejar de pensar en la cantidad de gente que arriesga su vida para llegar a esta bendita tierra. A ellos va mi homenaje. Mi más sincero homenaje. Ellos, son los verdaderos merecedores del "green card" que hace a éste, el pais número 1 del planeta.

Salud... por los inmigrantes.


Nota a pie de página:
No puedo evitar pensar que en Argentina se vive una atmósfera de euforia similar en... Ezeiza.
Espero que el futuro nos depare algo mejor. Espero que algún día seamos un país maduro y que, lejos de correr gente, seamos ese deseado puerto de llegada esperanzador que hoy es Estados Unidos.

Y...
Posdata:
Por el momento, algún lector tendrá algún contacto en la Federico? Porque la respuesta a mi pregunta en el consulado es un categórico "NO, no se puede renunciar la ciudadanía argentina." Aunque pronto voy a tener pasaporte americano, y es el que voy a usar para entrar a cualquier otro país que no sea Argentina, para entrar a la tierra prometida voy a necesitar siempre un reluciente pasaporte argentino. Hasta el día que me muera... Viva la patria, carajo!