Ideas sueltas sobre el fracaso de la nueva ley de inmigración en Estados Unidos:
- Que los políticos respondan a los llamados (a gritos en este caso) de la población es señal de que vivimos en una democracia saludable. La gente se movilizó y los representantes actuaron en consecuencia.
- El hecho que los demócratas estén tan indignados por el poder y la influencia que ejercen algunos comentaristas políticos en radios A.M. (talk radio) es un descaro total, y la sola insinuación del “fairness doctrine” es una señal de que la democracia a la que aspiran es insalubre. Lo dije antes, es un descaro total porque nunca escuché un demócrata quejándose por la falta de diversidad de opinión en las universidades, las escuelas públicas, los diarios de mayor circulación, la televisión, el cine o en la casa del gran hermano. Una prueba más de que el partido tiene en la hipocresía su principio fundamental.
- Desde un punto de vista práctico, adhiero un 100% a la posición editorial del Wall Street Journal. Temo que los festejos de hoy van a ser la causa de eternos dolores de cabeza para los republicanos en el futuro.
- Los republicanos de base no son los únicos ganadores del día. Hillary Clinton debe estar aliviada y sonriente hoy al saber que la reforma inmigratoria va a ser un gran tema de campaña en el 2008. La inmigración va a servir de imán para votos moderados. Hoy la ex-primera dama está más cerca de regresar a la Casa Blanca.
- Desde el punto de vista de “policy”, Estados Unidos le da la espalda a muchos quienes han contribuído en gran parte a la prosperidad de estas últimas décadas. Una vez más las regulaciones duras se imponen al libre intercambio (de recursos humanos en este caso). Probable señal ésta de que la prosperidad pueda estar llegando a su pico.
Todo un tema. En algún momento hay que darle alguna solución al problema. Creo que no se puede seguir así. Las soluciones nunca son perfectas ni es posible dejar contento a todo el mundo.
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