Cruzar la frontera San Diego-Tijuana es una de las experiencias más fascinantes que recuerdo haber vivido. Estados Unidos y Mexico comparten probablemente la frontera más pintoresca del mundo, en terminos sociológicos. No hay dos países contiguos que presenten la diferencia y el contraste que uno ve en el límite de estas dos naciones. Yo lo hice solamente una vez, pero si no fuera por el caos de la cola para regresar a Estados Unidos, me imagino que haría el trayecto de dos horas que me separan de la frontera varias veces al año. Uno va manejando por la Interstate 5 cuando de repente se encuentra con un cartel enorme amarillo y negro que advierte: "Last U.S. Exit" Si no tomás el piro en esa última salida, de repente te das cuenta que cientos de autos de los años setenta están transitando por el medio del carril. El cambio ocurre en dos segundos. El shock dura mucho más. Como diría mi amigo Manu Chao: welcome to Tijuana.
Pedro Guzmán nació y creció en Los Angeles. Desde chico dio señales de ser un poco lento en su desarrollo, pero sin llegar a un nivel preocupante, según su madre. En marzo de este año Pedro se apareció en la pista de aterrizaje de un aeropuerto privado y se acercó a una avioneta que estaba a punto de despegar, anunciando que quería subir. El piloto tuvo que apagar el motor ante la insistencia del muchacho de 29 años. Cuando llegó la policía, Pedro estaba sentado en una camioneta que dijo, no era suya. La había “encontrado con las llaves puestas en el fondo de una casa."
Nuestro Pedro fue detenido, y luego de ser juzgado por robo, fue sentenciado a 120 días de cárcel. Antes de cumplirse el término, la sentencia fue reducida a arresto domiciliario, pero cuando estaba a punto de ser liberado, en un procedimiento de rutina, le preguntan de donde es. Y acá me detengo en el relato por un segundo. La policía le pregunta a todos los presos de donde son antes de liberarlos; con sólo contestar “de aquí” (así, en español) te abren la puerta y te mandan a la casa. Solamente un inadvertido que diga “de Zacatecas” será transferido a otra habitación, donde hay oficiales del servicio de inmigración. Sigo ahora. Resulta que Pedrito, nadie sabe porqué, a la pregunta “de dónde es usted?” respondió “de Mexico,” siendo ciudadano nativo Americano. Le explicaron que lo iban a deportar y le hicieron firmar un documento de deportación voluntaria.
Su familia recibió luego una llamada de Pedro, desde Mexico:
- “Hola, soy yo. Quién va a venir a buscarme de Tijuana?”
- “Qué hacés en Tijuana?” –le dijo la cuñada que atendió el teléfono
- “No sé. Me trajeron acá no sé porqué. Estoy confundido.”
La llamada se cortó sin tiempo para más explicaciones. A partir de ahí comenzó la travesía de su madre, quién se instaló en Tijuana para desde allí organizar la búsqueda de su hijo. Las vivencias de la mujer fueron documentadas en gran forma por un periodista de un diario alternativo de Los Angeles. La mujer revolvió cielo y tierra (literalmente, y si no miren lo que es tener que revisar foto por foto la morgue virtual de Tijuana –ADVERTENCIA, ENTRE A SU PROPIO RIESGO)
Luego de 89 días perdido en Mexico, Pedro fue entregado a su familia esta semana. El hombre había recorrido más de 150 kms. a pie, evitando todo contacto humano y alimentándose en el interín con lo que encontraba en tachos de basura.
“Líderes de organizaciones de defensa de los derechos afirman que este caso muestra lo inhumano y vulnerable a errores que es el proceso de deportaciones de Estados Unidos. Las deportaciones han aumentado en los últimos meses y prevé medidas de seguridad más rigurosas desde que el Congreso no pudo aprobar una reforma amplia a la inmigración este año.” Titula “La Gaceta” de Tucumán de ayer, citando a Reuters como fuente.
Y recuerdo el decálogo que una vez puso Louis: "Toda noticia que perjudique a Estados Unidos es evidentemente verdadera, y no necesita pruebas …ni contexto, agregaría para este caso en particular. Y me imagino al argento típico leyendo el diario y pensando que Estados Unidos, con su tecnología de avanzada, congeló a la Gestapo alemana en la Antártida (que es argentina, porrrrrr supuesto) y ahora la usa fresca y renovada.
“Por lo menos acá no pasan esas cosas, vieja.”
Y me duele el alma. El espacio que “La Gaceta” ha usado ayer para publicar esta historia distorsionada, podría haber sido usado para educar a la población sobre cuan terrible es someter los espacios públicos al ultraje que implica cada campaña política en la provincia. Y si quieren poner una noticia internacional… que tal explicar que en Estados Unidos, solamente a un político suicida se le ocurriría mandar alguien a ensuciar la ciudad con su nombre? Se vienen la elecciones en Tucumán, lo que quiere decir que Tijuana va a ser Praga al lado de mi ciudad natal este mes.
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