Relacionado con los comentarios de este post sobre los Pumas, Alejandro Rozitchner se refiere a la gran industria nacional de las monografías a pedido:
Parece que la mayoría de los sitios que venden, confidencialmente por supuesto, monografías a pedido, son argentinos. Estudiantes incapaces o perezosos encuentran aceptable la opción de comprarle a alguien el trabajo que tendrían que ser capaces de hacer.
La noticia despierta muchas asociaciones, variadas. Por un lado demuestra una vez más la voluntad nacional de truchismo y avivada, la falta de exigencia y lealtad, la pasión por la trampa y la transgresión (que a la moral argentina le resulta demasiadas veces prueba de inteligencia, cuando es exactamente lo contrario). Por otro lado la noticia señala una gran capacidad ociosa, es decir: mucho intelectual o universitario capaz de hacer pero sin saber qué.
La falta de un deseo hace de ese sector calificado un sector desorientado, dispuesto a ganar por izquierda la plata que no sabe cómo generar honestamente. Claro, deben justificarse diciendo todo tipo de boludeces: que nadie valora su capacidad mental, que el mercado neoliberal te cercena o limita, que el capitalismo desnaturaliza al ser humano, las pavadas de siempre. También el estudiante que paga a otro por hacer lo que debería hacer debe justificarse con miserabilidades de este tipo: que el profesor es demasiado exigente, que las materias son filtros, que la educación está mal organizada. La crítica siempre salva a los incapaces de confrontarse con sus propios límites.
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