De los derechos fundamentales, uno de los que menos limitación/regulación admite, en mi parecer, es el derecho de libre expresión.
Esta semana he estado en la vereda opuesta de la mayoría de los comentaristas que admiro, esto a raíz de la conferencia de Ahmadinejad en la Universidad de Columbia. He leído todo tipo de objeciones, desde las más pobres hasta las mejor elaboradas. Ninguna me convenció (salvo la obvia: aquella que llama la atención sobre la hipócrita actitud con la que algunos académicos invocan el derecho a la libre expresión, la cual comparto en un cien por ciento, pero no hace a la escencia de la cuestión).
Ahmadinejad es un mamarracho, un dictador de penúltima, líder de un régimen sanguinario con una forma de ver el mundo tan condenable como disparatada. Ahora bien, antes que todo eso, "Mr. Dinner Jacket" es el líder del país con el que Estados Unidos va a estar en guerra en breve. Qué tiene de malo tenerlo en un escenario en el que los ciudadanos de este país puedan sacarse todo tipo de dudas sobre su persona? Cuál es el temor? El pueblo quiere saber de que se trata, carajo. Y queremos reírnos un rato.
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