Mariano Grondona sobre la esencia cortoplacista de la demagogia y el populismo. Insisto, no aprendemos más:
Que caiga hoy sobre nosotros el maná de la soja quizá nos permita atravesar el desierto por un tiempo, pero no dejará de generar por ello grandes costos para nuestro desarrollo. Pero esta pérdida no se siente por ahora porque es difusa. Cuando hay un accidente, el afectado demanda a su causante por dos motivos. Uno es el llamado por los abogados daño emergente, es decir, el daño que efectivamente sufrió en su persona y en su vehículo. Pero hay otra pérdida más sutil, el llamado lucro cesante, que no consiste en lo que esa persona sufrió directamente sino en lo que "deja de ganar", por ejemplo, por no poder trabajar por largo tiempo. En los tiempos de euforia de la soja, esta pérdida no se nota, y tampoco se percibe un "daño emergente" porque la economía, aún, sigue creciendo. ¿Quién percibirá, quién podrá echarle al Gobierno la culpa por lo que está dejando de ganar la Argentina con su aislamiento internacional y con sus controles internos, en contraste con países vecinos como Chile, Brasil y Uruguay, cuyas políticas apuntan lúcidamente al largo plazo?
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