Nov 2, 2007

La Dignidad ante todo

Como decía el Bebé hace unos días, como sociedad tenemos una muy marcada tendencia al suicidio. Como el escorpión y la rana, no podemos con el genio. Nos empeñamos constantemente en escupir al cielo y orinar contra el viento. Y encima nos creemos unos vivos bárbaros.

Es un poco como el santiagueño que entra a un bar cerca de la cancha de Central Córdoba y se pone a gritar “¡yo soy tucumano, santiagueños maricones!". A la tercera vez cinco o seis personas se levantan y le dan una paliza tremenda. Un parroquiano que lo conocía le pregunta “che, Pedro, ¿por qué dices que sos tucumano si vos sos santiagueño?” y Pedro, tirado en el suelo todo ensangrentado y sin dientes le contesta "¡es que a mí me encanta que le peguen a los tucumanos!".

El departamento de la facultad de Filosofía y Letras donde hice mis estudios fue, para todos los fines prácticos, creado en la década del 60 gracias al esfuerzo de un grupo de profesores, muchos de ellos ingleses, con fuertes lazos con el Reino Unido. Se las arreglaron para conseguir que ese país done los laboratorios de idiomas, los más modernos en la época, toneladas de libros y suscripciones a prácticamente todas las revistas y jornales de la especialidad editadas en las Islas Británicas.

Todo funcionó hasta la invasión argentina a Las Malvinas. Aunque parezca mentira, en pleno conflicto las donaciones de libros seguían llegando al país y las suscripciones jamás fueron canceladas. Por una decisión incomprensible del gobierno argentino de la época y de las autoridades de la universidad, repentinamente quedó prohibido aceptar donaciones de origen inglés. Miles de libros, jornales y revistas se amontonaron durante años en un depósito de aduana en Buenos Aires, comidos por las ratas y la humedad.

Tal vez el caso más surrealista fue el de un lote de repuestos para el laboratorio de idiomas, circa 1968, que seguía siendo el único de la universidad a fines de los 80. El gobierno inglés, seguramente con la vil intención de humillar al país, había incluido en la donación original una cláusula de provisión de repuestos y mantenimiento por toda la vida útil de los equipos.

Durante mis dos años como auxiliar, ya bien entrados los 80, participé de los intentos infructuosos para lograr que la aduana libere los repuestos que se pudrían en un depósito desde 1982. Increíblemente, aún con la llegada de la democracia, no hubo caso. La universidad se quedó sin laboratorio de idiomas y con colecciones de libros y revistas completos hasta 1982 para salvaguardar nuestra Dignidad.

Como les dije en varias cartas a los muchachos de la aduana, custodios del himen nacional, aún si compartimos el furor nacionalista y consideramos que la Guerra de Malvinas fue una excelente idea, ¿no es de más de vivos aceptar los regalos que nuestro enemigo se empeña en seguir enviándonos?

Pero no, no hubo caso. Los jodimos bien jodidos a estos ingleses piratas, a los repuestos, libros y jornales se los tuvieron que meter en el culo. Aguante Argentina, fierita.

5 comments:

  1. Muy bueno, Luigi, pero vos no entendes. No lo hacian para humillarnos, era para conquistarnos culturalmente. cuendo tenes a todos los santiaguenos hablando ingles, tomar Buenos Aires es mas facil.

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  2. Excelente, Louis.

    P.S.: Cuándo nos llega el cheque del gobierno británico?

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  3. Lo tienen demorado porque el otro dia mencionamos Malvinas en vez de Falklands...hay que prestar atencion!

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