Insisto, sorprendente.
La segunda parte del artículo de Alan García que colgué hace unas semanas. El presidente peruano da la receta para acabar con el perro del hortelano.
Repito la pregunta, ¿se trata de un cambio de verdad o del tan mentado "pragmatismo" de los políticos latinoamericanos?
"El síndrome del perro del hortelano" ha iniciado un importante debate, al destacar toda la riqueza que el país tiene, pero no utiliza por razones ideológicas o burocráticas. Debo agradecer su buena acogida.
Hoy todos reconocen que hay dinero privado y público para invertir, que existe un mercado internacional creciente y que se puede incorporar las áreas ociosas a la producción, creando más trabajo con derechos sociales y garantizando el medio ambiente.
Añadiré una reflexión. Cada uno de nosotros sufre algo de lo que he llamado "síndrome del perro del hortelano". Muchas veces el Estado, las instituciones y las personas padecen de "patrimonialismo". Es decir, de la voluntad de no ceder ningún espacio y reservar para sí, para el ministerio o para la empresa, todas las funciones, los trámites y las decisiones. Ocurre también cuando un grupo que captura el poder, una región o un municipio, decide gobernar solo y bloquea el aporte técnico y profesional de muchos otros ciudadanos. En este caso, el perro del hortelano dice: "Si no lo hago yo, nadie debe hacerlo", y concluye: "Solo puede hacerlo la gente de mi propio equipo".
Permítanme enumerar algunos síntomas del mal y unas propuestas de solución.
(Gracias, Andrés)
Nuestro presi, dicen, se ha "derechizado". Me parece que en realidad se ha dado cuenta de lo basico, de los vicios de un estado grande. Sin embargo todavía insiste en algunas recetas populistas para contentar a su publico. Las reviso en un post mío.
ReplyDeleteDe todas formas, el otrora controlista ha cambiado algo para mejor. El problema es que su partido es una olla de grillos y la oposición tiene conquistada a la intelectualidad organica que se ha rasgado las vestiduras con su primer texto. Menos mal que su escudero primer ministro es alguien con caracter y decisión, más afín todavia al liberalismo. De otra forma estaríamos yendo de tumbo en tumbo.
Yo todavía estoy esperando que diga que es todo una joda.
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