Dec 19, 2007

Chile y Argentina

Bueno, Blogovido, recién hoy reviso hasta acá los posts y hallo tus inquietudes. Los chilenos somos 16 millones y mis opiniones me representan sólo a mí, pero ahí te van de todos modos:

Creo que en Chile hay resentimiento en contra de Argentina porque se tiene la idea de que les ha tocado todo fácil (tremendo país, minas para qué te cuento, trigo, carne -y de vacuno también- y una friolera de recursos que ni siquiera explotan porque basan su riqueza en la tierra generosa que les tocó) y que aunque se farreen la riqueza siempre van a tener más que nosotros.

Muchos de mis compatriotas admiran a los futbolistas y artistas argentinos, pero luego resienten que Argentina no nos considera recíprocamente.

En Argentina no hay chilenos populares porque por un siglo ustedes nos ignoraron olímpicamente tal y como nosotros ignoramos a los peruanos y bolivianos hasta hoy. Estos hábitos están arraigados en la población. Chile mira en menos a sus vecinos del norte y noreste y, en serio, la mayoría de los chilenos creo que disfruta perversamente con las malas noticias de Argentina porque Argentina nos miraba (y aún mira) en menos, aunque esto se haga cada vez más difícil.

Durante los noventas, cuando cerca de diez mil millones de dólares chilenos entraron a Argentina y de supermercados a distribuidoras eléctricas estaban en manos de chilenos, era prácticamente imposible ignorarnos. Creo que eso contribuyó mucho al apoyo popular por correr a los inversionistas extranjeros. Chile no "llegó" a Argentina hasta que en un hecho según creo inédito, bonaerenses felices quemaron la bandera chilena por un lío de la distribuidora de electricidad de una parte de Buenos Aires que le cortó la luz a la Fuerza Aérea argentina por no pagar la cuenta. Cuando te queman la bandera, existes; ya nadie te ignora. Te pueden odiar, pero no te dan el filo de la indiferencia.

Sicológicamente este hecho le hizo bien a los chilenos. De repente pudimos sin tapujos colocar a Argentina en el mismo saco donde guardamos a Perú (llorones de fronteras, que los chilenos malos nos robaron todo, ¡guaaaaa!) y a Bolivia (¡devuélvannos el mar!) porque los argentinos se estaban comportando como los otros vecinos con nosotros, y nadie puede alegar derechamente que peruanos y bolivianos ignoran a los chilenos.

Todo esto es patético, claro, y puede ser nada más que mi visión sesgada de la situación. Pero sinceramente creo que estar rodeados de vecinos mucho más grandes y ricos nos ha afectado. A Perú y Bolivia no debemos demostrarles nada (yo insisto en que podríamos ser más generosos, pero ésa es también una actitud "imperial"). Nunca ha habido una definición entre Chile y Argentina como las que ha habido entre Chile y sus otros dos vecinos. A falta de eso, muchos compatriotas míos se encargan de tratar de demostrar a diario que podemos tener un país chico para la norma de la región, pero es el mejor país. Al menos esta envidia colectiva nos ha hecho ir más allá que sencillamente codiciar los bienes de los vecinos, aunque eso era casi inevitable para que Chile fuese un país viable. Imagínate que la Capitanía original, descontando lo que había al este de la Cordillera, era del tamaño de Portugal.

Ciertos hechos puntuales exacerban las opiniones negativas. En Chile "se sabe" que en caso de guerra, Perú nos ataca por el norte y Argentina por el sur. La HV3 que maneja el Alto Mando Conjunto sostiene que Chile debe poder enfrentar a sus tres vecinos (hipótesis vecinal 3) al mismo tiempo. Negociaciones fronterizas donde Chile "salió perdiendo" según mis compatriotas (Patagonia, Puna de Atacama, Laguna del Desierto, donde además fue asesinado un carabinero en los sesentas) son recordadas a menudo. Ejemplos de cooperación entre ambos países son ignorados casi instantáneamente.

Hace tiempo, desde la década de las inversiones en Argentina, que los chilenos han pasado de la envidia teñida de admiración, al desdén, la desilusión, o el desprecio por nuestros vecinos de allende los Andes. Desde la cultura del trabajo argentina, tan diferente de la chilena, hasta la política, todo es analizado, pesado, y sale debiendo cuando lo comparan con Chile. Argentina todavía nos gana en fútbol, pero el Chile que a regañadientes admiraba a Argentina mientras la estudiaba con preocupación y recelo ya no existe. Este nuevo país mío es más arrogante, más antipático y, sí, tiene más que mostrar que el anterior porque, de partida, es mucho más rico de lo que era hace 30 años. La relación con su vecino gigante ha cambiado pero no ha madurado. Tampoco puedo decir que el cambio sea para bien. Un dato positivo es que las posibilidades de guerra entre ambos países son mínimas, de lo más bajo en 120 años por lo menos. Pero no creo que esto traiga como consecuencia una racha de chilenos populares en Argentina. Pienso que ustedes seguirán mirándose el ombligo y pensando que el mundo no almuerza con tal de saber qué pasa en Argentina. Y Chile, de no mediar una serie de metidas de pata fenomenales, seguirá mejor que el vecindario. De ahí a unirnos al primer mundo hay un trecho largo y difícil.

Sergio

8 comments:

  1. La juventud de la mayoría de quienes frecuentan este blog parece justificar que ignoren que SÍ ha habido chilenos que han sido ídolos populares en Argentina. Paso a mencionar algunos:

    ROSAMEL ARAYA: cantante romántico (pegajoso, según mi viejo)que tenía público a cagarse en cada recital que ofrecía y salía en canal 7 a cada rato.

    ANTONIO PRIETO: cantante y actor romántico (de muy superior calidad a Rosamel) que tuvo títulos inolvidables como "La Novia", e interpretaciones de "Cuando Calienta el Sol", "El reloj", que hacían bailar a todo los argentinos.

    En la década del 60, se cansó de vender discos simples y longplays. En 1961, su hit "La novia" ocupó el 1º lugar en ventas en Argentina durante varios meses.
    Actuó en cuanto programa de televisión importante hubo y hasta tuvo su propio show, curiosamente titulado el "Show de Antonio Prieto", en Canal 13 y en horario central durante bastante tiempo.
    No tenía admiradoras sino cientos de miles de admiradoras y admiradores con clubes de fans.

    Sumamente querido, hizo varias películas en Argentina y en España donde también se lo recuerda con cariño. Creo que tuvo mucho éxito en otros países de América Latina, como Uruguay.

    Era un tipo muy simpático y entrador, casi parecía argentino, si no fuera por el agradable acento chileno que tenía y que nunca perdió.
    Lo recuerdo como un caballero, al estilo de Alberto Closas, siempre con palabras amables y afectuoso.

    En resumen, un gran cantante que permitió franelear a todos los argentinos de esa generación.

    En otra categoría, debo mencionar a Salvador Allende quien fue muy popular en Argentina, sobre todo después de muerto.
    En esa misma época también eran bastante populares los Parra, madre e hijo, y los Quilapayún.

    YO (el enmascarado)

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  2. Muchas gracias Sergio por una respuesta tan elaborada.

    Este blog debe de ser el único "lugar" del universo en el que se manifiesta la hermandad chileno-argentina. Los supuestos Caín y Abel, Abel y Caín se estrechan en el abrazo de San Martín y O´Higgins.

    Muy interesante lo del resentimiento por la abundancia de muchas cosas en Argentina. No lo había pensado nunca, pero es razonable. Y muy cierto, Chile se tiene que arreglar con el cobre, pero acá el campo da para mucho más. Cuantos millones de personas viven del campo acá hoy, nunca lo vamos a saber. El estado, por cierto.

    Sobre las figuras, en el caso del fútbol, es razonable porque el fútbol argentino es muy fuerte. De todas formas, tengo gratos recuerdos de Marcelo Salas y del improbable "chileeeeno, chileeeeno" en la cancha de River Plate.

    En cuanto a los "artistas", de Chile sólo recuerdo a Patricio Contreras, a nadie más (a ninguna de las figuras prehistóricas de Él, el enmascarado, perdón tenía que hacer el chiste). Pero, salvo muchos uruguayos y algunos paraguayos y brasileños, acá no hay mucho de Latinoamérica. No te olvides de que no somos latinoamericanos, estamos acá de casualidad.

    Además, casi no hay chilenos en Buenos Aires, muy muy pocos. El otro día comentaba con mi hermano que hablás con la gente y te dicen "les tengo bronca a los brasileros" o "no soporto a los chilenos" y nunca conocieron siquiera uno. Y el desconocimiento ayuda. No sé bien cómo será en Cuyo y en la Patagonia, donde sí hay chilenos. Aunque pienso que debe de haber un resentimiento aún mayor.

    No es sólo el caso de Argentina, en los países latinoamericanos, las noticias de los otros países de la región reciben un 10% más de cobertura que las noticias de Nepal.

    Es por completo cierto que los argentinos miran a Chile con desdén. Es un país latinoamericano más, no el mejor país del mundo, que somos nosotros, ¿vissshte?

    Peor aún, las excelentes lecciones que nos podría dar Chile en cuanto a instituciones, coherencia y tolerancia, caen en saco roto. No es que se ignoren por bronca con Chile, se ignoran por indiferencia con lo que pase del otro lado de la cordillera, que parece que tuviese 100 km de altura. Además, las "recetas" de los otros países no corren en Argentina. Aquí hasta las leyes de la termodinámica no aplican. Por eso acá sí van a funcionar los controles de precios, por ejemplo, ¿Cómo no?

    También era razonable que cualquier país latinoamericano sintiese un placer perverso ante la crisis argentina, ante tanto desprecio.

    Muy bueno lo de la bandera, pero la indiferencia sigue reinando. También me resulta interesante cómo ven a Perú y Bolivia. Justamente, lo que admiré siempre de Chile es que es un país chico y orgulloso, no son llorones. Y les ha venido bien ese orgullo, así como les ha venido bien esa cordillera.

    Lo que decís también me hace acordar que Menem, por más que todos lo odien, representó al primer y quizás único presidente argentino con buena voluntad hacia Chile. No podía durar. Un estadista ya es demasiado.

    Por favor aclará lo de la cultura del trabajo de ambos países. Sospecho a qué te referís, pero no estoy seguro.

    Y es tal como decís, el argentinocentrismo es inmortal. El otro día no sé quién decía acá que en EE.UU. están siguiendo con atención el tema de la/s valija/s bolivariana/s. Es increíble.

    Espero de corazón que Chile siga progresando, y no sólo por los chilenos, que sería motivo suficiente, sino porque tu país es hoy el único faro de Latinoamérica. Cuanto mejor le vaya a Chile, más posibilidades hay de que algún muy lejano día sus vecinos lo imiten.

    Pero claro, como no tienen terminales automotrices, son unos tontos, no como nosotros, que somos vivísimos.

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  3. Siempre he pensado que si en realidad fuera cierto eso de "revolverse en su tumba" tanto San Martín como su amigo y teniente, O'Higgins, deben llevar unas cuantas volteretas. Por supuesto que ambos recibieron el pago de sus respectivos países. O'Higgins murió exiliado en Perú. Tengo entendido que el prócer argentino también falleció en el extranjero. En toda Latinoamérica en general fuimos perversamente mal agradecidos con nuestros héroes. Dice mucho que en Estados Unidos George Washington murió tranquilo en su hacienda de Virginia luego de haber sido Presidente en dos oportunidades y voluntariamente renunciar a una tercera.

    Honestamente no tenía idea de que Antonio Prieto había sido famoso en Argentina y, claro, se me olvidó Salas, pero el fútbol no es lo mío. Allende fue y sigue siendo popular con un cierto sector latinoamericano y europeo, pero Allende fue nefasto y su "popularidad" es netamente política, como hoy un cierto venezolano puede ser popular con el mismo sector.

    La cultura del trabajo se refiere a lo que muchos gerentes chilenos descubrieron en Argentina y luego revelaron al volver a Chile: el horario de llegada media hora más tarde que la entrada oficial; el de salida, una horita antes. El almuerzo es laaaaargo. Y muchas empresas tenían lo que en México llaman "aviadores" que cobran su sueldito sin ir a trabajar. A veces la viuda o algún otro pariente sigue cobrando como si nada. O son sencillamente nombres a los que la empresa "paga" pero sólo inflan la nómina. El dinero quizás dónde queda. En Chile se trabaja mucho hasta los sábados y la empresa cuenta con tu participación en todos esos maravillosos proyectos especiales que te roban tiempo con la familia y los amigos. ¿Me puedes creer que a los argentinos no les gustaba el sistema y persistieron con sus arraigadas costumbres laborales?

    De ahí hablamos más.

    Sergio

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  4. Sergio, ¿Cuál es tu opinión respecto a esta noticia? ¿Es realmente cierto lo que dice ese artículo?

    http://finanzas.infobaeprofesional.com/notas/58767-Para-SP-la-economia-de-Chile-esta-mas-solida-que-nunca.html&cookie

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  5. Andrés, te dejé un comentario en lo de las valijas, pero no hice mención a si creo que es cierto o no porque no recuerdo que en esos comentarios lo preguntaras.

    El reconocimiento y reclasificación de Standard & Poor es cierto. La realidad económica chilena, como todas las realidades, es más compleja, con grandes desigualdades aunque los pobres de hoy son mucho más pudientes que los pobres de hace décadas; también se ha creado mucha riqueza que antes se pensaba imposible. 160 mil millones de dólares de economía real, más unos 120 mil millones del ahorro de las AFP no son chiste, y el enorme poder de todo este dinero se hace sentir todos los días en Chile. Aunque no vivo allá, me mantengo al tanto de ciertos datos y noticias.

    Mi eterna queja tiene que ver con la educación chilena, mejorcita que la del continente pero así y todo deficiente y tercermundista. Con esa educación va a ser bien difícil salir de la dependencia de materias primas. El cobre, las manzanas, la madera y la pesca, entre otras cosas, le han hecho bien a Chile. Pero necesitamos nichos tecnológicos. No hablo de fabricar autos para dar pena ante los japoneses, pero Irlanda, Singapur e Israel son ejemplos a seguir, especialmente los dos últimos.

    Sergio

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  6. Veo aquí y en otros lugares que Sergio suscribe la opinión de que la deficiencia está en el nivel de la educación formal que prestan los estados latinoamericanos, en su caso, el chileno.

    Pero el americano promedio dista muchísimo de ser un erudito.

    Yo veo más el problema en las restrictivas leyes laborales y en el absurdo poder que tienen los sindicatos en nuestros países.

    Siempre que pensás en abrir una pequeña empresa en Argentina, lo primero que considerás es cómo podés manejarla entre socios o familia, para evitar incurrir en los terribles riesgos de empleados resentidos con una ética laboral paupérrima y todo el poder del estado tras ellos. Por eso tienen tanto éxito aquí los minisupermercados manejados por sacrificadas familias chinas.

    El cóctel de pobrísima ética laboral y estado en completo favor de los empleados, sin importar la situación, hace que la actividad empresaria en serio, en especial en nuevos y complejos sectores sin protección del gobierno, sea extremadamente difícil y riesgosa.

    Quizás en eso sería un ejemplo Irlanda. Bajos impuestos y limitación del poder sindical.

    Pasando al tema específico que nos convoca, es cierto lo de la llegada tarde y el almuerzo prolongado. Lo gracioso es que lo que te llama la atención de México es que es mucho peor que Argentina en esos dos puntos. Encima toman que da miedo en los almuerzos. No quiero imaginar lo que pensaría un chileno de la ética laboral mexicana.

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  7. Blogo, conozco bastante de México y mi mujer es mexicana, pero mi respuesta se basaba en la experiencia chilena con las costumbres laborales argentinas. Chile, al no tener frontera con México, lo ve de manera distinta.

    Creo que tienes razón en lo parecidas que son estas costumbres, y el consumo de alcohol en México es un gran problema. Supongo que si de repente decenas de empresas chilenas se instalaran en México encontrarían una desagradable sorpresa con respecto a sindicatos y hábitos laborales. Además, el estado te hace la vida imposible y las coimas (mordidas) son la ley de la tierra... Sí, en realidad parecido.

    Sergio

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  8. Para grandes negocios, debe ser más difícil México.

    Pero por lo menos a los chicos los dejan tranquilos. Una mordida cada tanto y hacés lo que querés.

    En Argentina es al revés.

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