Creo que Grondona resume con bastante claridad el drama argentino. Una clase dirigente y una elite intelectual que atrasan seis décadas. Una sociedad en la que todavía campean irredentas cuestiones como Prebisch y el “deterioro de los términos del intercambio" y la supuesta “dicotomía campo - industria”.
Conozco tanta gente en Argentina que sigue explicando los problemas del país en esos términos.
Marianito se pregunta si ingresaremos en el nuevo mundo. Yo, a esta altura del partido, me pregunto si algún día ingresaremos al mundo a secas:
El gobierno de los Kirchner continúa ateniéndose a la escala de prioridades que planteó Perón en 1945: primero, alimentar con bajos precios a la población que emigraba a las ciudades con sueldos insuficientes que provenían del Estado o de la ineficiencia de las industrias altamente protegidas; segundo, agrandar el Estado; tercero, proteger a toda industria, fuera competitiva o no competitiva; cuarto, si algo sobraba de alimentos, sólo entonces exportarlos. Pero muchos peronistas ya no piensan hoy como Perón hace sesenta años y como los Kirchner ahora, aunque no se animan a desafiarlos. El kirchnerismo puro viaja por su parte en dirección contraria, en una regresión ideológica cada vez más vecina al infantilismo peronista de los primeros días.
La experiencia de países como Brasil y Uruguay de que se puede alimentar a bajos precios a la población y exportar copiosamente al mundo al mismo tiempo, gracias al aumento constante de la producción, supera por su parte el falso dilema que ya no es "ruralismo agroimportador" o "industrialismo protegido", porque la nueva metáfora que ha surgido es "la diagonal de la agroindustria", una industria cada vez más competitiva y dadora de mano de obra que se base en el constante crecimiento de una oferta agropecuaria a la que ella dé su mayor valor.
Es cierto que es la creencia K, pero es también la creencia de la mayoría de la población.
ReplyDeleteY por eso ganan las elecciones, no es una dictadura.
Andá a decirle a la gente que la industria automotriz es tan absurda como las "Malvinas argentinas".