Dec 2, 2007
O Brasil é mula
Relacionado con lo que hablábamos por acá hace unas semanas, Marianito Grondona se pregunta si para Argentina es posible todavía emular a Brasil.
Yo, además, me preguntaría si es deseable emular a Brasil. Si el objetivo es lograr consensos de mínima para elevar el piso de racionalidad sobre el que se mueve el sistema político, bienvenido sea.
Si el objetivo es volver al mismo modelo de desarrollo hacia adentro, de economía cerrada e “industrialista” de siempre, creo que vamos hacia otro fracaso:
Ante estos recuerdos comunes a las dos naciones, las noticias que nos vienen de Brasil en estos días parecen de otra galaxia. La revista inglesa The Economist , después de resumir los datos centrales del formidable desarrollo brasileño actual y después de comprobar que, con el reciente descubrimiento del campo petrolífero de Tupi en aguas cercanas a Río de Janeiro, Brasil parece destinado a competir con los países árabes, remató su nota con esta exclamación: "¡Todo esto y encima el petróleo!".
Hacía décadas que los brasileños buscaban petróleo sin encontrarlo. Empeñados en lograr el autoabastecimiento energético, abrieron entonces la vía de los combustibles renovables como el etanol al mismo tiempo que los norteamericanos. Mientras esta iniciativa les permitía avanzar en dirección del autoabastecimiento, no confiaron en sus propias fuerzas para seguir buscando petróleo; llamaron en cambio a grandes empresas petrolíferas extranjeras como British Petroleum, que tenían los recursos y la tecnología para intentarlo. Al fin, cuando brotó el petróleo en cantidades que no habían imaginado, descubrieron que Dios es brasileño.
Pero Tupi no habría sido posible con el rechazo sistemático del capital extranjero que prevalece entre nosotros. Si nosotros expulsamos a los grandes capitales, que son los únicos capaces de perforar el mar, y si los brasileños procuran atraerlos, ¿es acaso sorprendente que el descubrimiento de la nueva cuenca haya ocurrido en Brasil y no en la Argentina? Brasil atrajo. La Argentina expulsó. Ellos, ahora, nadan en petróleo. Nosotros vamos a importarlo. ¿Quiénes han tenido razón entonces? ¿Los brasileños, guiados por un sentido práctico y un auténtico nacionalismo, o los argentinos, encandilados por un patrimonialismo que prefiere que el Gobierno maneje todo lo que hay junto con sus amigos, aunque ese "todo" sea bien "poco"? ¿Los brasileños, que se abren al mundo, o los argentinos, que, según la reciente encuesta de Latinobarómetro, son los latinoamericanos que menos confían en los Estados Unidos y en las fuerzas del mercado?
Brasil se nos escapa cada vez más lejos. Recibe capitales en abundancia. Descubre tanto petróleo como tiene Venezuela. Ya no nos aventaja sólo cuantitativamente, sino también cualitativamente. El pánico de los años sesenta se ha concretado.
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