Dec 11, 2007

Partera de la historia

No hay caso, como con el “tercer movimiento histórico” de Alfonsín o la "nueva política" de la Alianza, en la Argentina estamos viviendo momentos fundacionales:

Es paradójico: el gobierno que comienza no se reconoce heredero de pasado alguno. Salvo una alusión brumosa a Moreno, Belgrano y San Martín y una referencia mítica a Eva –mencionada así, como la mujer primordial, como el prototipo político del que la señora de Kirchner se sugiere reencarnación y vengadora-, el discurso de ayer está desvinculado de cualquier experiencia preexistente. Hicieron bien los antecesores al no aparecer por la jura. Del país de Raúl Alfonsín, Cristina sólo recordó las leyes de punto final y obediencia debida. Del de Carlos Menem y Fernando de la Rúa, "la saña del ajuste". Adolfo Rodríguez Saá fue evocado por el default y Eduardo Duhalde ni figuró en la línea de tiempo. Para la cronología oficial, el nuevo siglo comenzó en 2003.

El único pasado sería Kirchner, si no fuera porque él, en la visión de su heredera, seguirá siendo presente. Como si quisiera corregir una decisión irreversible del electorado, desde hace 72 horas la nueva mandataria repite sin cesar que su esposo no dejará el poder. Insistencia deliciosa para quienes se agravian con el nepotismo, a la que ayer Cristina regresó, burlona: "¿Se va?", preguntó al público, mirando a su marido.

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