Jorge Oviedo en La Nación de hoy. Si no podemos con la realidad, a inventar otra.
Qué país, papá:
Dicen que en la Unión Soviética nadie se animaba a emitir una estadística que dijera que no se habían cumplido las metas de producción establecidas en la economía programada. Si no se lograba el cometido, se cambiaban los números.
En la Argentina, el manoseo de las cifras oficiales comenzó con la inflación, pero ahora amenaza a extenderse a otras áreas. "En varios organismos hay conflictos porque se están adulterando cifras de producción; se temen represalias como las ocurridas en el Indec, y nadie quiere hacer denuncias públicas", dice un trabajador de un área de estadísticas. La Argentina tiene un indicador de costo de vida como mínimo fantasioso y el ministro de Economía Martín Lousteau parece tener menos pruritos con el tema que su antecesor, Miguel Peirano, quien prefirió no continuar en el cargo ante semejante escenario.
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