Álvaro Vargas Llosa sobre Chile, muy en línea con lo que viene diciendo Sergio por acá:
Uno de los acontecimientos más beneficiosos para Chile en la última década y media fue el hecho de que la centroizquierda apoyara las reformas económicas heredadas de la dictadura de Pinochet. Ese consenso político se tradujo en un clima estable y previsible que generó un flujo constante de inversión y un aumento de la producción. Pero ahora que los chilenos sienten cansancio frente a tantos años de gobiernos de la Concertación, enfrentan un desafío parecido al que enfrentó España hace algunos años: la necesidad de que la derecha —hija de la dictadura militar— demuestre que está preparada para gobernar bajo un Estado de Derecho.
El efecto no solamente será decirle adiós para siempre al síndrome de Pinochet, sino –lo que es fundamental para el Chile moderno y democrático de la actualidad—, impulsar una nueva oleada de reformas que empiece a estrechar la brecha entre un contexto económico que es de primera clase y unos servicios que para muchas personas todavía son de tercera categoría.
Aquí estamos esperando el comentario de Sergio.
ReplyDeleteConcuerdo con AVLl en muchas cosas (más que con su padre, en efecto), pero, aunque trato de ser positivo con respecto a Chile, sigo topándome con el tema de la pésima educación que se recibe en mi país. Incluso la educación pagada es mediocre porque el profesorado es mediocre y mayoritariamente de izquierda. Quiero creer que Chile logrará ser desarrollado pronto; tiene una gran parte del camino adelantado ya y ciertamente está por delante del resto de América Latina en este tema. Pero no hay que engañarse. Chile está inserto en la economía mundial, pero no hemos explotado ningún nicho tecnológico que nos asegure una mejor participación del bienestar mundial. Somos productores de materias primas y podemos tener logros con eso, pero estaremos siempre rehenes de las fluctuaciones mundiales del cobre y la celulosa se seguir exclusivamente por ese camino. Así como empresarios chilenos han encontrado nichos para la fruta, la madera, el salmón y el vino chileno, es necesario que una nueva generación de empresarios halle los nichos para ciertos programas de computación, o para microchips, o para las baterías de los autos híbridos. Nuestro ejemplo debe ser Israel porque no podemos ser España ni mucho menos Corea. No somos Australia como para aspirar a ser ricos vendiendo casi sólo materias primas y no tenemos el mercado interno necesario para mirarnos el ombligo (España y Corea sí lo tienen y están colgadas de economías más grandes y más importantes). Taiwán es un ejemplo con el ya mencionado Israel: educación de primerísima calidad, mercado interno pequeño, excelencia tecnológica.
ReplyDeleteChile está cerca de sus metas, pero el salvavidas de plomo de nuestra educación aún puede echarnos a pique.
Sergio