Mar 26, 2008

Como rata por tirante

Mario Gastaminza era de los tantos argentinos de bien, miembros plenos de la Gran Clase Media progre, que se indignaba durante los 90. Vivía cada teléfono público que se instalaba, cada estación de servicio que se renovaba, cada multicine que se construía, cada McDonald’s que abría, cada inversión que se anunciaba, cada ruta que se arreglaba como el proverbial puntapié en los testículos, una afrenta imperdonable, un insulto intolerable.

Nunca lo dijo directamente, no quedaba bien, pero lo que realmente le daba por el quinto escalón de las tarlipes era ver cómo, en las inmortales palabras de un amigo, “la negrada se le venía encima”.

Imaginemos por un momento su situación. Profesional, con pretensiones intelectuales, de familia de clase media acomodada aunque venida a menos, con chica del campo cama adentro para que le cuide los hijos, orgulloso a rabiar de su estatus social y condición de cabeza de ratón, el dueño de la mansión en el medio de la villa miseria, profundamente convencido de que hay ciertos derechos que nos vienen de la cuna. De pronto, de rompe y raja, empieza a percibir que, al principio muy tímidamente, se empieza a acortar la distancia con “la negrada”. A fuerza de cuotas y de estabilidad, “esa gente”, “la chica de casa”, el empleado del club, el jardinero, el ordenanza del colegio de los chicos, la cajera del súper, se compra un equipo de música, una heladera, mejor ropa y, por ahí, horror de los horrores, ¡un auto!

Es así, la negrada nos respira en la nuca. Algo hay que hacer. Dónde se ha visto que una secretaria se vaya de vacaciones al Caribe.

Un negro peronista de La Rioja, petiso, con acento del interior y encima turco, no sólo llega a presidente sino que completa dos mandatos. Estamos todos locos.

A esa gente hay que ponerla en su lugar. Cuanto antes.

Su primera gran ilusión fue la Alianza. Por fin un partido de gente como uno, con las mismas preocupaciones y la misma indignación moral.

Una lástima que haya terminado mal.

Su segunda gran ilusión salió del lugar más inesperado. El tuerto de Santa Cruz. El tipo es un grasa de cuarta, pero ¿vieron cómo los puso en su lugar a Bush, al FMI y los empresarios de las privatizadas? ¡Cómo no entusiasmarse!

Hasta hace muy pocos meses era defensor a rabiar del “modelo productivista”. Este es otro país, viejo, llueve el laburo. No como antes que era todo especulación financiera. Tengo varios amigos que siembran soja y el más pobre de todos tiene 3 Toyota 4 x 4 mod 2007 y un Audi 0 km para salir de joda.

Me parece que algo debe haber cambiado en Argentina. Algo se debe haber roto. Aparentemente esta gente ya no se sienta tan representada por los Kirchner como antes.

Marito, un kirchnerista de la primera hora, me manda una cadena de mail apoyando el "paro rural".

3 comments:

  1. Que personaje repulsivo viejo!!! Con amigos así...

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  2. Louis: Buenísima anécdota, un gran post, esa es la verdad de la tragedia argentina.

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  3. Mario no merece un gobierno mejor.

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