He hablado sobre las desventajas de dejar Tucson: empanadas como las de la tierra de Alperovich no las hay. Punto. Las pilas de la gente. La joda... la "atitud" que le llamamos.
Hablemos por un minuto de las ventajas de vivir en la parte más prolija del continente americano. Se me ocurre una: audiencia anonadada.
Para dejar boquiabierta una audiencia en Argentina con mi historia de Miguelito el peluquero, tendría que haber esperado muchos... muchos años. En cambio, estando en Estados Unidos a los treintaypico ya puedo posar como el abuelo canoso que cuenta historias de tiempos lejanos. Me explico:
Estoy copado desde hace más de una semana con un discazo de Troilo en el que canta Francisco Fiorentino. Mi esposa me mira con asombro porque me las sé a todas las milongas.
-"De donde sale tanto conocimiento del tango?"
Cómo no conocerlas si desde los 16 hasta los 21 me cortó el pelo Miguelito? Miguelito fue mi peluquero durante mis años lindos (3 pesitos el corte... época de Menennn). Miguelito me recibía en su "salón-academia" de la calle España en el que solo se tocaba el tango, como Dios manda. El "delantal" que me ponía pesaba por lo menos 30 kilos. Después del delantal de acero, la rutina era seguida luego por un rociador de un líquido azul que ni idea qué sería. Miguelito, al lado de las grandes figuras del tango, tenía adornado el boliche con fotos que se sacó con Monzón en sus años mozos. El había sido referí de boxeo y más de una vez ofició de juez para el gran peliador argento.
Qué se habrá hecho de Miguelito? Seguirá en pie su academia de "corte moderno"? No me habrá dejado un estilo de corte... pero dejó grabado "Malena" y "Total pa' que sirvo" en una forma que nunca borraré del cuore. Y las historias! Mi hijo californiano no tiene idea lo que es un peluquero... cómo explicarle lo que es un árbitro de boxeo?
Yo iba a lo de Don Vega. El liquido azul o era Acuazul o era alcohol de quemar
ReplyDeleteCómo que no tiene idea de lo que es un peluquero?
ReplyDeleteEs verdad, mi peluquero ponía tango también...debe ser costumbre.
La madre le corta el pelo...
ReplyDeleteYo iba a un peluquero que vivía a 4 cuadra de casa. Cortaba el pelo en el living refaccionado de la suya. Don Torcuato tendría 60 y pico. Me contaba de sus años como obrero industrial en el Gran Buenos Aires, las peleas con los sindicatos y con la gente que no quería trabajar. Siempre me repetía que en su caso no podía perder el tiempo, se había mudado a Buenos Aires para trabajar y poder mandar plata a su familia.
ReplyDeleteMuy bueno. Yo tenía uno al lado del Sanatorio Güemes, al que estábamos asociados cuando era chico.
ReplyDeleteEra una peluquería para hombres, revistas El Gráfico en la mesita, ambiente no muy ordenado, afiches de futbolistas y boxeadores. El peluquero tenía facha de boxeador, me parece recordar que había sido amateur.
Y me gustaba, por suerte, nada del pelo lavado con shampoo (o yampú) antes del corte, ni secador de pelo, ni cosas raras. Los metrosexuales son maricones reprimidos (y no tanto), carajo.
Fuí por varios años hasta que me cansé de viajar media hora en colectivo y hallé peluqueros para hombres más cerca de casa.