Más de Oscar Alberto sobre la columna de Espert. Me temo que tiene razón.
Yo lo decía hace un tiempo, en la Argentina sólo cambian las formas:
Me parece que no debemos dejar pasar el siguiente párrafo: «Se podrá coincidir o no con los Kirchner, pero su lógica de avance sobre la economía privada es cristalina, agresiva como Atila y de una paciencia milenaria (tardaron más de un año en "cargarse" a los bancos privados). Cuando deciden desplazar a alguien de algo o someterlo, primero lo denigran y lo difaman de manera de crear e instalar el argumento necesario para luego hacer el "take over" que salvará a la sociedad argentina de alguna calamidad que viene siempre ¡qué casualidad! del sector privado. Pasó recientemente con las AFJP y pasa ahora con los depósitos que la nueva ANSeS tiene en bancos privados».
El objetivo no ha cambiado; han afinado la estrategia. Ya no estatizan a lo bruto como en viejas épocas. Ahora lo tienen a Guillermo Moreno, «El buen salvaje», que es impresentable pero con una gran capacidad de trabajo y honestidad según los «empresarios». Este buen salvaje es uno de los principales soldados de una estrategia muy sutil: les determina a los «empresarios», con su anuencia, el margen de rentabilidad, el precio de venta, el nombre de los directores, la cuota de exportación, la cuota de importación. ¿Alguien todavía se anima a hablar de empresas privadas y empresarios? ¿Quiénes son los dueños de las empresas: los Héroes del Silencio o Atila?
Esta generación de estatizadores a diferencia de las anteriores se las ha ingeniado para estatizar sin transferencia de propiedad. Han constituido un ejército de testaferros, Héroes del Silencio que figuran en los registros de propiedad pero que no son dueños de absolutamente nada.
Y no estemos tan seguros que esta generación de estatizadores será repudiada por la población. El argentino medio repudia al boludo y su ídolo es el vivo, piola y langa que se las sabe a todas.
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