Al final se salvó (por lo menos por ahora) el gobierno minoritario conservador en Canadá.
Ignatieff, el líder del Partido Liberal, graciosamente anunció que les perdona la vida y van a apoyar el proyecto de presupuesto.
Harper y los conservadores presentaron un presupuesto con más agachadas que japonés de visita. No dejaron prebenda sectorial sin incluir con la esperanza de tener contento a todo el mundo. Aún así, Jack Layton del NDP y el impresentable de Duceppe del PQ, ni les cuento de los sindicatos de Québec, siguen hablando pestes y piden a los liberales que hagan caer el gobierno.
Insisto, ¿para qué? El “compromise” es fundamental pero para todo hay un límite en la vida. En lugar de hacer lo políticamente correcto, los conservadores deberían haber presentado un proyecto que represente lo mejor para Canadá.
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