En materia de experimentos económicos de toda índole, menos pro mercado, Argentina debe haber batido todos los récords.
Sin duda, uno de los más fascinantes fue el que puso de moda Duhalde a fines del gobierno de De la Rúa. Para combatir el desempleo, al genial ex gobernador de la provincia de Buenos Aires y ex presidente de facto no se le ocurrió mejor cosa que hacer obra pública obligando a los empleados a utilizar pala y pico en lugar de maquinaria pesada. De esa manera, el bañero de la nación generaba más puestos de trabajo.
Lo realmente increíble no es que ese tipo de disparates sean propuestos rutinariamente por políticos en países a los que les va como Argentina sino que también lo sean en países como EEUU o Canadá.
Barack Uda Obama asegura que uno de los objetivos del “paquete de estímulos” es la generación de millones de “puestos de trabajo”:
On a family trip to Nicaragua we saw workers digging a multi-mile ditch in preparation for laying communication lines. The workers were using picks and shovels; we saw but a single John Deere backhoe. "Imagine how much more productive these workers would be if they had access to more of Deere's machinery," I commented. "But then many of them would be out of work," one of my boys responded. I replied, "If the point is to provide maximum employment, why not replace the picks and shovels with spoons?"
I am reminded of this as I read about President Obama's plans to create five million "green jobs." They include making houses more energy-efficient, constructing wind-turbines, building greener buildings, and upgrading the electrical grid. But this promise is made without mentioning the cost (i.e., the loss of jobs in other sectors) or considering what else these folks might productively do had they not been lured into the green jobs.
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