Mar 26, 2009

¿Qué hay detrás de la defensa apasionada de clásicos pobristas como la siesta, las calles de tierra, la falta de infraestructura básica, como cloacas y agua corriente, o de las tradiciones indígenas?

¿Se trata de la defensa irrestricta de nuestra identidad cultural, de nuestras tradiciones, de aquello que nos define como argentinos o pasa más por un rechazo visceral de todo lo que tenga que ver con la modernidad, con salir de la miseria y del atraso?

Durante los Febriles 80s, cuando como ahora éramos pobres pero teníamos Dignidad, mi prima tenía un amigo que se disfrazaba de indio. Hay que reconocer que el muchacho se adelantó 20 años por lo menos a los “ecolohippies” actuales. En esa época no estaba de moda The North Face ni Merrell, pero el Indio Carabajal no se sacaba la bombacha de gaucho y la camisa de trabajo Ombú ni para tirarse a la pileta en el Lawn Tennis. Había hecho propia aquella canción de las Viuda e Hijas de Roque Enroll que dice “seguí tu vocación de guardabosque, radicate en Bariloche” y después de ocho años en la universidad seguía diciéndole a todo el mundo que estudiaba para guardaparque. Su feudo eran los Valles Calchaquíes.

Su papá tenía una casa de fin de semana en Tafí del Valle. Cada vez que volvía de la zona andaba hecho un basilisco. Denunciaba permanentemente la pérdida de identidad cultural de los lugareños, que se dejaban prostituir por los avances de la modernidad.

Si se daba maña para encontrar un público receptivo, era capaz de dar cátedra durante horas sobre los horrores de reemplazar el poncho tejido por la campera inflable durante el duro invierno de altura. Le podía dar un aneurisma si alguien osaba sugerir al pasar que tal vez no sería una idea tan descabellada empezar a considerar la posibilidad de asfaltar algunas de las calles más céntricas de la zona y construir algún tipo de infraestructura de agua y cloacas. Porque, después de todo, los negros de la zona también eran casi humanos.

Ni les cuento de los extraños ruidos que emitía y de los gestos que hacía si alguien notaba como al pasar que tal vez su reticencia a las obras de asfalto, cloacas y agua potable en la zona tenía más que una relación pasajera con la condición de frentista de su papá.

No, lo suyo era el mismo desinterés puro que motivó siempre a los santos y después de muchos años hizo lo propio con Al Gore.

No me hagan hablar de mis amigos universitarios, de familia acomodada de apellido, viajados, que hablan inglés, sofisticados y se consideran la vanguardia intelectual en su medio, absolutamente incapaces de ver o aceptar la relación entre el acceso a calles asfaltadas, cloacas y agua potable e indicadores como la mortalidad infantil, calidad de vida y la salud general de la población. Para ese selecto grupo de argentos, verdadera “crème de la crème” de la Patria Progresista, es más importante la preservación de un entorno “sauvage” en el sector residencial más caro de la ciudad donde tienen sus casas.

“No todo avance es progreso”, me decían. “No me vengas con costumbres extranjerizantes”.

Como en el caso del Indio Carabajal, con un mínimo de cinismo podríamos concluir que su defensa de lo rústico y gauchesco es más una negativa a pagar la parte que les corresponde de los casi 50 metros de frente de sus casas con parque.

¿Y la siesta? Dejate de joder, ¿vos no sabes que hay estudios japoneses que demuestran que tirarte un rato al mediodía te hace más productivo?

Pero por supuesto. Pero “un rato" en Japón deben ser 15 minutos, no 4 horas como en Argentina.

Como le decía la madre al Loco Salgado cuando lo íbamos a buscar el sábado a media mañana para jugar a la pelota: Cachito, levantate que se te hace tarde para dormir la siesta.

6 comments:

  1. Se lo llama Power Napping, no dura más de 20 minutos y puede ir acompañado de una ingesta previa de café.

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  2. Síiii, es bueníiisimo. Después de un cafecito, un "siestero"...

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  3. Hablando en serio, mirá si no se podría hacer algo así en los lugares donde hace falta vivienda?
    Por supuesto sin lujos ni boluderío, casas prácticamente indestructibles (en todo sentido, inclusive los habitantes mismos) perfectamente vivibles.
    Saldrían de las taperas y el piso de tierra, le dirían adiós a las vinchucas y demás alimañas, etc.

    http://green.yahoo.com/blog/daily_green_news/8/twelve-amazing-shipping-container-houses.html

    En fin, soñar no cuesta nada...

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  4. Fiura, ¿vos honestamente crees que a la gente que dice estas cosas le interesa en lo más mínimo la suerte de los millones de miserables que viven en Argentina?

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  5. Bueno, por eso dije soñar no cuesta nada...

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  6. No es otra cosa que el empeño del mediocre por mantener el sistema en el que se siente alguien.

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