Ya que estamos con las anécdotas del correo.
Durante los maravillosos 80s, cuando como ahora los argentinos eran pobres pero tenían Dignidad, David, un amigo suizo que vivía en Argentina, recibía paquetes de su familia en Zurich.
No les puedo contar las veces que se los robaron. Los suizos no podían entender, directamente no les entraba en la cabeza, que se los roben los empleados del correo. Seguramente se traspapelaron, decían.
Cuando llegaban, eran una caja de sorpresas.
Una vez le mandaron unos chocolates para hacer unos regalos entre amigos. Los genios del correo no sólo se los comieron, sino que dejaron los bollitos de los envoltorios dentro de la encomienda, como para que no quede duda de que ellos podían disponer a su antojo de la propiedad de los demás.
Si eso no es Dignidad, la Dignidad, ¿dónde está?
Los dos años pasados, de la suscripción de NatGeo se quedaron con dos o tres revistas por año y el jacket. Obviamente los americanos me reenviaron los números faltantes por correo especial, sin costo.
ReplyDeleteEste año cerré esa suscripción y abrí una nueva (domicilio a la vuelta del anterior, mismo edificio) y por ahora llegaron (toco mi cabeza), además llegó la campera de regalo!
El Correo Argentino de hoy (y el de los años 80) forma parte de un gran sistema solidario que atraviesa las reparticiones estatales y paraestatales. Hace unos años fui a presentar una petición al Consejo Profesional de Ciencias Económicas, en el cual estoy inscripto, y obtuve como única respuesta: «Es un sistema solidario». El Consejo no es estatal pero funciona «como si lo fuera». Los afiliados pagamos dentro de un combo matrícula, aporte previsional y aporte para servicios de salud. En aquel momento solicité no pagar el aporte para los servicios de salud porque no los uso ni los usaría pero deseaba seguir aportando para la jubilación. Me respondieron que eso no era posible porque el Consejo funciona como un sistema solidario: que aunque no use los servicios de salud debo aportar para quienes sí los usan. ¡Y son profesionales de Ciencias Económicas quienes me dieron esa respuesta! A mi sonaba que me estaban cobrando un impuesto pero ellos me juraron y perjuraron que lo hacían por solidaridad.
ReplyDeleteTengo una pareja de amigos que trabajaron (uno, todavía trabaja) durante muchos años en el Correo. No te puedo explicar las anécdotas terroríficas que contaban de cómo era antes: una corrupción y choreo totalmente desembozados. En tiempos de los "vergonzosos" '90 pegaron una limpieza bárbara y echaron montones de chorros, y el sistema quedó mucho más confiable. Ahora, veo, la ola nac&pop nos ha vuelto a aquellas, nuestras idiosincracias tan simpáticas del discurso de la dignidad y el decurso del afano.
ReplyDeleteJL
José Luis, un ex compañero de la secundaria trabajó muchos años en el correo. El tipo sostenía que el robo de los envíos postales era uno de los beneficios del empleo, como existe el acceso a una buena prepaga o los bonos por productividad en algunas empresas privadas. Así, sin falsos pudores.
ReplyDeleteQué maravilla. Y yo acá, laburando. No hay derecho.
ReplyDeleteJL
Ahora también afanan paquetes.
ReplyDeleteSon en general los de la Aduana nacional y popular.
Entre el correo y la aduana Nac&Pop (que cool) se quedaron con varios ejemplares de libros que me pedí de la carrera. Para qué los querían no entiendo, porque no creo que les sirviera. Yo creo que son tan impunes que hasta afanan por afanar.
ReplyDelete¡Pero Luis, que insensible! ¿Cómo no vas a dejar que unos pobres tipos se coman unos chocolates suizos? No seas desconsiderado, pensá que a duras penas llegaban a ver uno aunque sea en el almacén de barrio.
ReplyDelete(Comentario en chiste)
Andrés