Yo insisto, ustedes creen que exagero.
Uno de los condimentos que nunca falta en una reunión en Québec son las historias de horror sobre el maravilloso sistema de salud socializado de cobertura universal que privilegia la solidaridad sobre el vil lucro.
Hoy estuvieron en casa los papás de un amiguito de El Opinadorito. Sentados en el deck picoteando unas frutas, nos cuentan que Antoine, su hijo menor de 4 años, de la nada tuvo dos ataques de convulsiones, uno en febrero y el otro en julio de este año. Las dos veces lo tuvo que ir a buscar una ambulancia a la guardería para llevarlo al hospital.
Le hicieron los análisis y, como suele ser costumbre por acá, nadie tiene la menor idea de qué es lo que tiene. Para colmo, le dan siete (7) meses de espera para que lo vea un neurólogo.
Los padres están desesperados y recontramilcalientes. Como me dice el papá, ¿por qué no te dejan pagar por la salud de tus hijos? Si tengo que poner mil o dos mil mangos para que lo vea ya mismo el especialista, los pago contento de la vida.
Qué impotencia. Así es la igualdad, la nivelación es siempre para abajo.
ReplyDeleteesa es la palabra ante cualquier ente estatal
ReplyDeleteIMPOTENCIA.
a menos que conozcas a alguien importante, no vas a lograr que nadie mueva un dedo.