Sep 29, 2009

Qué bien se tevé


Una de las cosas que más le llamaba la atención de la Argentina a los compañeros peruanos y ecuatorianos de la universidad (no hablo de bolivianos, chilenos ni uruguayos porque al ser limítrofes están más acostumbrados al fenómeno) era la pujanza y el tamaño de la “farándula” argentina. La cantidad de figuras (actores, músicos, “mediáticos”, periodistas famosos, etc.) y de programas locales que genera el sistema y la cantidad de programas y revistas de espectáculos y chimentos que alimentan.

Rudy, un amigo peruano fanático del cine, siempre hablaba del “star system” del cine argentino hasta la década del 50, antes de su virtual nacionalización, y sostenía que, en gran medida, ese sistema había sobrevivido pero mudándose a la televisión.

A pesar de la salvaje intervención estatal en el sector, de las estatizaciones, de las severas trabas que limitaron su crecimiento durante décadas, Argentina es uno de los países más adelantados de la región en esa actividad.

La “ley de medios” va a ser aprobada por el congreso residual y no será derogada por el nuevo. Como escenario de máxima, se ampliarán algunos plazos para su cumplimiento o se harán algunos cambios de formas para que no resulte tan descaradamente fascista - corporativista. Puede tratarse de una iniciativa del kirchnerismo pero al resto de la corporación política le viene como anillo al dedo.

Es un tema demasiado caro a la mentalidad progre, al corporativismo prebendario que corre por las venas de todo argento que se precie de tal.

Y contribuirá sin duda a que el país se siga hundiendo en la letrina de los experimentos antimodernidad del mundo. Después de destruir la industria cinematográfica, el estado argentino destruirá su heredera, la industria de la televisión y del espectáculo.

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