Honestamente no entiendo cuál es el problema con que los homosexuales desempeñen tareas abiertamente en las Fuerzas Armadas de EEUU.
Las preferencias sexuales de las personas no tienen nada que ver con su capacidad para hacer un trabajo.
Siempre y cuando se mantenga el nivel de profesionalismo, ¿por qué un señor al que le gustan los hombres va a ser más problemático que una señorita a la que le gustan los hombres?
Por la descripción que brinda el artículo, parece que se trata del mismo sujeto que luego tuvo que ser internado en el sanatorio de los Arcos por un ACV.
ReplyDeleteEl contacto físico, los dormitorios, los vestuarios, las duchas...Suena medio complicado.
ReplyDeletePerdón mi comentario iba para el post del pasajero iracundo en Brasil. Lo traspaso.
ReplyDelete¿Por qué si para una persona puede ser incómodo ducharse con otra persona del sexo opuesto no puede ser incómodo ducharse con un homosexual? Creo que ahí está el problema... pero andá a crear duchas/baños/dormitorios para homosexuales!!
ReplyDeleteIndependientemente de las causas, el vínculo de confianza no es el mismo.
ReplyDeleteEse vínculo no tiene que ver con las aptitudes profesionales de un soldado, pero es un elemento afectivo fundamental en el combate real.
Ya cambiará, es una cuestión de evolución social, en el pasado no muy lejano pasaba lo mismo con los negros.
Si ponemos a un hombre heterosexual a ducharse con 30 mujeres que no le dan ni bola al tipo, qué creen que pasaría? La vida real no es una película porno (una lástima).
ReplyDeleteSuscribo a lo de rothbard, una lástima.
ReplyDeletePero, ojo... no sé como se puede sustentar la convivencia buddy-buddy con fellow soldiers a los que les guste la matraca.
¿¿¿¿Por qué San Martín, Brown o Belgrano no se ocupaban de estas cosas??
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