No me canso de repetirlo. Ojalá lo fuera, porque significaría que una vez que deje el poder el país tendría la oportunidad de volver a la normalidad.
Yo no sé cómo toman ustedes a declaraciones de este tipo de la oposición, sobre todo viniendo de lo que se considera uno de los mayores referentes de la “derecha” nacional y popular. Para mí es muy grave. Porque significa que la clase política argentina no ha aprendido nada.
Dos opciones, De Narváez es un ignorante absoluto en cuestiones elementales de economía o en su discurso privilegia más lo electoral que lo racional.
Seguramente hay de las dos cosas. Yo no creo que sea un tarado. Sí creo que el argento promedio NO quiere escuchar hablar de pagar costos.
Como sea, están en muy serios problemas.
al final ...tiene razon Duhalde. Estamos condenados al exito.
ReplyDeletePara cambiar algo primero debe ser electo. Acordate del Carloh I: si hubiese dicho lo que iba a hacer no me hubieran elegido (o algo así).
ReplyDeleteEl approach honesto de Lopez Murphy fracasó rotundamente.
Creo que cualquier persona que postule ideas liberales en la argentina no tiene posibilidad alguna dadas las ideas de nuestro electorado. Diría que en el corto plazo o se entra por la ventana o no se entra.
Wilson, es muy probable que haya mucho de lo que dices. De todos modos, qué locura.
ReplyDeletemuy en linea con este post y con lo que comenta Wilson , hoy postee esto:
ReplyDeletehttp://www.bajauncambio.com/2010/03/condenados-al-exito.html
De boca de Morales Solá, que vino a la maestría que curso a dar una charla hace un par de días: básicamente, el debate de fondo actual en la Argentina (por debajo de la cháchara que ocupa los titulares de estos días) es sobre el gasto público y si se tiene que reducir o mantener.
ReplyDeleteUna síntesis de lo que dijo es que en el fondo desde la oposición se dice que es insostenible y que hay que bajarlo, pero que la reducción la tiene que hacer el gobierno. Desde el gobierno se dice que no, que es sostenible y que si se usan las reservas, no hay necesidad de recortar el gasto, y que si la oposición quiere reducir, que lo haga cuando sea gobierno.
A mí me parece que al margen de la irracionalidad completa de los argentos existe una leve idea de la realidad que enfrentamos, pero hay dos principios de la política argenta que no se pueden ignorar.
El primero, como decía Wilson, es el Apotegma de Menem: "Si decíamos en la campaña lo que íbamos a hacer, no nos votaba nadie".
El segundo es el famoso Teorema de Baglini: "Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables son los enunciados políticos; cuanto más cerca, más sensatos y razonables se vuelven".
Salute.
ojala el ajuste fuera algo optativo. Las leyes de la economia siguen funcionando , hagan lo que hagan nuestros ilustres politicos. Y el ajuste ocurrira no como medida economica sino como consecuencia economica de las medidas que se estan tomando. El ajuste ocurrira , via reduccion del gasto , via aumento de impuestos, o como parece ser, via inflacion. Pero que habra ajuste, habra ajuste.
ReplyDeleteY en este modelo de redistribucion, a quien creen que jodera mas?
Tengo la impresión de que un ajuste de la magnitud del que se necesita hacer sólo es politicamente viable por la vía inflacionaria; y si, los pobres lo van a sufrir más. Espero que finalmente entiendan que existe una relación entre el gasto público desenfrenado y las penurias que van a tener que pasar.
ReplyDeleteYo creo que en Argentina hay dos realidades políticas ineludibles (por lo menos hasta ahora):
ReplyDeleteEl gasto público siempre tiende a la suba y la suba es siempre por encima del aumento de la productividad de la economía. Los argentinos están convencidos de que tienen derecho a un nivel de vida mucho más alto del que están condiciones de pagar.
Es políticamente imposible hacer una baja racional y ordenada del gasto público. Equivale al suicido político. Las bajas de gasto público se hacen mediante licuaciones devaluatorias e inflacionarias. Es lo que se viene.
Tal vez lo más novedoso, por lo grave, de la versión kirchnerista es que muy pocas veces se gastó tanto con semejante nivel de ineficiencia. En estos años se tiraron a la basura (y se repartieron entre amigos y entenados) miles de millones de dólares.