Para copiar en un mensaje de mail y mandar a toda la lista de familiares, amigos y conocidos. Creo que Rozitchner da en el clavo con su descripción de una de las mayores taras nacionales y populares.
No sé si los argentinos serán capaces de escapar de esta patología, pero por lo menos deberían lograr que no los paralice tanto, como hicieron los quebecos en su momento:
Victimizarse es ponerse en el lugar de quien vive padecimientos injustos o fuera de lo común, para poder denunciar (íntima o socialmente) la responsabilidad ajena de la propia desgracia. Hay en tal construcción una pasión tal que incluso se elige el padecimiento como forma de vida, porque este tiene en semejante marco un sabor a justicia y a verdad. Quien se victimiza prefiere tener razón a crecer, aun cuando esa razón sea demasiado dudosa, y la principal ocupación del victimizado deba ser la descripción minuciosa de su padecimiento y de la culpa ajena. De tan dudosa que es, su razón, requiere de una argumentación constante, de un fino trabajo de mantenimiento discursivo en el que se agota toda la inteligencia disponible. La victimización es un trabajo que requiere atención permanente, una especie de guardia hospitalaria dedicada al trabajo de agravar las circunstancias y demostrar la propia impotencia. Y además, hay que estar alerta, porque si se expresa alguna forma de felicidad, el victimizado se vuelve enseguida sospechoso, y convence menos.
No creo que este mecanismo psicológico sea propio de los Argentinos; me parece que es del ser humano todo... Un mecanismo inconciente de protección.
ReplyDeleteEl problema es cuando pasa a ser conciente. Y se comvierte en un médoto político.
Hay comunidades que vienen subsistiendo en base a esa política. Se me ocurren inmediatamente dos, absolutamente antagónicas... Los arabes y los judíos!
sldos!