De Eze, la cosa tiene mucho más que ver con lo emocional y testicular que con lo racional:
Hay días como estos en los que leo este tipo de comentarios y no queda otra que repetir, como dicen, "es al pedo". Y es que sí, es al pedo.
Comparto espacios en común con mucha gente (muy buena gente) que se identifica con el gobierno, pero lo que no entiendo es ese visceral rechazo a las cosas bien hechas, al altruismo políticamente correcto, a la apelación a la mística nacional encarnada en el talento del dibujo y la improvisación, al enaltecimiento del Estado protector, a la victimización eterna, al resentimiento continuo y a la envidia de la riqueza ajena, entre varios otros.
A veces, pocas pues no me gusta demasiado, discuto con algunos de ellos. Podemos discutir sobre el rol del Estado y etcéteras, y de alguna u otra manera entiendo qué tienen en la cabeza. Ahora, lo que nunca pude entender son las cosas que me han llegado a decir (ojo que tampoco soy un gran argumentador):
"El Estado también tiene incentivos para mejorar la productividad: Hacer las cosas bien y mejor, por el bien común."
"Acá tenemos que industrializar el país, protegiendo la industria, como hizo Estados Unidos. Y vamos bien pero es un proceso largo."
Cosas como estas me desconciertan. Porque cuando uno cree que tiene una discusión racional, aun con sus desacuerdos, llegan estos bombazos y todo se va al diablo. Luego me parece que perdí el tiempo.
Lo que da tristeza es que no se restringe al kirchnerismo sino, como otras veces algunos de este blog lo notan, parece ser que los principios de los argentinos son una religión oficial, internalizada por una gran mayoría.
Creo que acá jamás funcionaría algo ni remotamente parecido a alguna propuesta con cierto grado de racionalidad económica. Simplemente, es demasiado difícil. Para una gran mayoría es difícil entenderlo. Y tampoco conviene, ¿para qué? Mejor fundir al Estado, fundir al futuro y sálvese quien pueda. Total, mientras tanto, tiramos.
yo no entiendo una mierda lo que quiso decir
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