Mar 14, 2011

Dice Fiura

Viene de acá:

Cuánto daño hacen el rencor, la sed de venganza y la falta de criterio.

Más allá de su guardarropa o su aspecto -cosas de las cuales nos hemos ocupado (¿burlado?) bastante en otras oportunidades, pero que no hacen a la gestión de gobierno- lo más triste de todo es el saldo negativo que le deja al país la necedad de esta persona, cuyo resentimiento le impide capitalizar los aciertos ajenos y proyectarlos como éxitos de su propia gestión.

Es como el caso típico de ciertos mandos medios; aquel gerente de poco mérito que combate a los empleados eficientes o productivos y se rodea de ineptos negligentes, obsecuentes "asentidores" incondicionales a él, para poder de alguna manera sobresalir de entre esa masa mediocre; los que pertenecen a la clase de gente que sólo consigue adjudicarse algo de brillo opacando el de los demás, convirtiendo la descalificación de los otros en el principal lineamiento de su gestión.

Una picardía, realmente, como solía decir un jefe que tuve hace muchos años y de quien guardo un grato recuerdo.

Y ahora, que Macri va a ser padre nuevamente, ¿será otro motivo más para llevar esa tirantez a su grado más agrio?

Sinceramente, espero que no y que impere la cordura, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.


Yo vuelvo con la pregunta:

¿Los argentinos tienen la tremenda mala suerte de que vuelta a vuelta lleguen desquilibrados mentales al poder? ¿El ejercicio de la presidencia es perjudicial para la salud mental?

Aunque tengo que admitir que, por lo nefastos para el país, Kirchner y su esposa están en una categoría aparte, por lo menos desde el último régimen militar.

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