En nuestro pobre país, los que quisieron poner un coto al dispendio de fondos en des-educación (López Murphy) y a la barbarie apoyada por los medios (Abel Posse) duraron pocos días. Cuando María Elena Walsh criticó la carpa docente, fue expulsada del Olimpo de la progresía.
Mientras la prensa sea "progre" o no se atreva a cuestionar los dogmas de la izquierda que conforman un pensamiento único (si esos "flatus vocis" pueden denominarse pensamiento), Argentina está condenada al fracaso. Y si ningún político tiene las convicciones o los huevos -lo más grave, es que creo lo primero- para presentar un discurso valiente, claramente opuesto y coherente, estamos condenados a la decadencia.
Si toda nuestra clase política y lo principal de la dirigencia dice lo mismo, no nos extrañe que estemos donde estamos.
Julio
(Viene de acá)
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