Feb 2, 2012

Happy Randsday!

Y para celebrar el cumpleaños de la señora, que mejor que releer el discurso de un empresario argentino muy, pero muy atípico :

“¿Así que usted piensa que el dinero es la raíz de todo mal? -dijo Francisco D'Anconia. ¿Se ha preguntado alguna vez cuál es la raíz del dinero? El dinero es una herramienta para el intercambio, que no puede existir a menos que haya bienes producidos y hombres capaces de producirlos. El dinero es la apariencia material del principio de que los hombres que deseen hacer tratos entre ellos deben hacerlos por medio del comercio, ofreciendo valor a cambio de valor. El dinero no es la herramienta de los pedigüeños, que suplican con lágrimas por los productos, o de los saqueadores, que se los toman por la fuerza. La posibilidad del dinero se debe a los hombres que producen. ¿Esto es lo que usted considera malo?




“Cuando usted acepta dinero como pago por su esfuerzo, usted lo hace con la convicción de que podrá cambiarlo por el producto del esfuerzo de otros. No son los pedigüeños ni los saqueadores quienes dan valor al dinero. Ni un océano de lágrimas, ni todas las armas del mundo pueden transformar esos pedazos de papel que usted porta en su cartera, en el pan que necesitará para sobrevivir mañana. Esos papeles, que debieran ser oro, son una prenda de honor -su reclamo sobre la energía de los hombres que producen. Su cartera viene a ser su declaración de esperanza de que en algún lugar del mundo a su alrededor, existen hombres que no le fallarán al principio moral que es la raíz del dinero. ¿Esto es lo que usted considera malo?



“¿Ha visto usted alguna vez la raíz de la producción? Eche usted un vistazo a un generador eléctrico y atrévase a decir que fue creado por el esfuerzo muscular de brutos irracionales. Trate de cultivar una semilla de trigo sin los conocimientos legados por los hombres que los descubrieron originalmente. Trate de obtener su comida por medio de nada sino movimientos físicos -y descubrirá que la mente del hombre es la raíz de todos los bienes producidos y de toda cuanta riqueza ha existido en la tierra.

“¿Pero dice usted que el dinero lo hacen los fuertes a expensas de los débiles? ¿A qué fuerza se refiere? No a la fuerza de las armas o los músculos. La riqueza es el producto de la capacidad de pensar del hombre. Así pues, ¿hace dinero el hombre que inventa un motor, a expensas de aquellos que no lo inventaron? ¿Hacen dinero los inteligentes a expensas de los necios? ¿Los hábiles a costa de los incompetentes? ¿Los ambiciosos a costa de los flojos? El dinero se hace -antes de que pueda ser saqueado o mendigado- por el esfuerzo de cada hombre honesto, cada uno según su habilidad. Un hombre honesto es aquél que sabe que no puede consumir más de lo que ha producido.

“Comerciar por medio del dinero es el código de los hombres de buena voluntad. El dinero descansa en el axioma de que cada hombre es el dueño de su mente y de su esfuerzo. El dinero no permite a nada ni a nadie la definición del valor del esfuerzo de usted, excepto a la elección voluntaria del hombre que desea ofrecerle a usted su propio esfuerzo a cambio.

“El dinero le permite a usted obtener por sus bienes y su esfuerzo lo que valen para los hombres que los compran, pero nada más. El dinero sólo permite tratos de mutuo beneficio de acuerdo al juicio libre de los que comercian. El dinero le exige a usted el reconocimiento de que los hombres deben trabajar para su propio beneficio, no para su propio daño; para ganar, no para perder -el reconocimiento de que no son bestias de carga, nacidas para llevar el peso de la miseria de usted- de que debe usted ofrecerles valores, no heridas -de que la liga común entre los hombres no es el intercambio de sufrimientos, sino el intercambio de bienes. El dinero exige que usted venda no sus propias debilidades a la estupidez de los hombres, sino su propio talento, a la razón de los hombres; exige que usted compre no lo corriente y vulgar que le ofrezcan, sino lo mejor que su dinero pueda encontrar. Cuando los hombres rigen su vida por el comercio -con la razón, no la fuerza como su árbitro final- es el mejor producto el que gana, el mejor desempeño, el hombre de mejor juicio y máxima habilidad -el grado de productividad de un hombre es el grado de su recompensa. Este es el código de existencia cuya herramienta y símbolo es el dinero. ¿Esto es lo que usted considera malo?

“Pero el dinero es sólo una herramienta. Le llevará a usted a donde lo desee, pero no le reemplazará como conductor. Le dará los medios para satisfacer sus deseos, pero no le proveerá con deseos. El dinero es el azote de los hombres que pretenden invertir la ley de la causalidad -de los hombres que buscan reemplazar a la mente apoderándose de los productos de la mente.

“El dinero no compra la felicidad para el hombre que no tiene idea de lo que quiere: el dinero no le dará un código de valores, si ha evadido el conocimiento de a qué dar valor, y no le dará un propósito, si ha evadido la elección de qué buscar. El dinero no compra inteligencia para el necio, ni admiración para el cobarde, o respeto para el incompetente. El hombre que pretende comprar los cerebros de quienes lo superan para servirse de ellos, con su dinero suplantando a su juicio, termina siendo la víctima de sus inferiores. Los hombres inteligentes le abandonan, pero las trampas y los fraudes vienen en manada hacia él, atraídos por una ley que él no ha descubierto: que ningún hombre puede ser menos que su dinero. ¿Es por esto que usted le llama malo?

“Sólo el hombre que no lo necesita, está preparado para heredar riquezas -el hombre que hubiera hecho su propia fortuna, sin importar en dónde empieza. Si un heredero es igual a su dinero, éste le sirve a él; si no, le destruye. Pero usted mira eso y chilla que el dinero lo corrompió. ¿De veras? ¿No habrá él corrompido a su dinero? No envidie a un heredero sin valor; su riqueza no es de usted y usted no lo habría hecho mejor que él. No piense que esa riqueza debió ser distribuida entre usted y sus semejantes; cargar al mundo con cincuenta parásitos en lugar de uno, no recuperará la virtud muerta que fue la fortuna. El dinero es un poder viviente que muere sin su raíz. El dinero no servirá a la mente que no lo puede igualar. ¿Por eso lo llama malo?




“El dinero es su medio de sobrevivencia. El veredicto que usted pronuncia sobre la fuente de su modo de vida, es el veredicto que usted pronuncia sobre su propia vida. Si la fuente es corrupta, usted condena su propia existencia. ¿Obtuvo usted su dinero defraudando? ¿Medrando con los vicios y la estupidez del hombre? ¿Sirviendo a necios, esperando así obtener más de lo que merecía? ¿Haciendo un trabajo que desprecia, para compradores de los que se burla? Si es así, entonces su dinero no le dará un momento, ni un centavo de alegría. Si es así, entonces todas las cosas que compre serán no un tributo a usted, sino un reproche; no un logro, sino un recordatorio de vergüenza. Entonces usted gritará que el dinero es el mal. El mal, ¿porque no le permite disfrutar de su depravación? ¿Es esta la raíz de su odio al dinero?

“El dinero siempre será un efecto, y se rehusa a sustituirle a usted como la causa. El dinero es el producto de la virtud, pero no le dará virtud y no le redimirá de sus vicios. El dinero no le dará lo que no se ha ganado, ni material ni espiritualmente. ¿Es esta la raíz de su odio al dinero?

“¿O dijo usted que es el amor al dinero lo que es la raíz de todo mal? Amar una cosa es conocerla y amar su naturaleza. Amar al dinero es conocer y amar el hecho de que el dinero es la creación del mejor poder que usted posee, y el pasaporte para comerciar su esfuerzo por el esfuerzo de los mejores entre los hombres. Es la persona que vendería su alma por una moneda, la que más alto proclama su odio al dinero -y tiene razón. Los amantes del dinero, en cambio, están dispuestos a trabajar por él. Saben que son capaces de merecerlo.

“Déjeme darle una pista sobre una clave del carácter de los hombres: el hombre que condena al dinero, no lo ha obtenido en forma honorable; el hombre que lo respeta, se lo ha ganado.

“Corra como si le fuera en ello la vida, de cualquier hombre que le dice que el dinero es el mal. Esa declaración es al saqueador, lo que la campana al leproso: lo anuncia. Mientras los hombres vivan juntos en la tierra y necesiten medios para hacer tratos entre ellos, sólo tendrán un sustituto si deciden abandonar el dinero: el cañón de una pistola.

“Pero el dinero le exige a usted las más altas virtudes, si usted desea hacerlo o conservarlo. Los hombres que carecen de coraje, orgullo o autoestima, los hombres que no tienen un sentido moral de su derecho a su dinero y no están dispuestos a defenderlo como si defendieran su vida, los hombres que se disculpan por ser ricos -no seguirán siéndolo por mucho tiempo. Son la carnada natural para los enjambres de saqueadores que permanecen bajo las piedras por siglos, pero que acuden arrastrándose al primer olor del hombre que suplica ser perdonado de la culpa de tener dinero. Se apresurarán a quitarle tal culpa -y también su vida, como se merece.

“Entonces verá usted el ascenso de los hombres de la doble escala -los hombres que viven por la fuerza, pero que cuentan con aquellos que viven por el comercio para crear el valor de su dinero saqueado- los polizones de la virtud. En una sociedad moral, éstos son los criminales, y los estatutos son escritos para protegerle a usted de ellos. Pero cuando la sociedad establece criminales por derecho y saqueadores legales -hombres que usan la fuerza para apoderarse de la riqueza de víctimas desarmadas- el dinero se convierte en el vengador de su creador. Los saqueadores creen que es seguro robarle a hombres indefensos, una vez que emiten leyes que los desarman. Pero su botín se convierte en magneto que atrae a otros saqueadores, que lo obtienen de ellos en la misma forma en la que ellos lo obtuvieron. Luego la carrera continúa, no para los más hábiles en la producción, sino para los más crueles y brutales. Cuando la fuerza es la medida, el asesino supera al carterista. Y entonces la sociedad se desbarata, entre ruinas y matanza.

“¿Quiere usted saber si ese día se aproxima? Vigile al dinero. El dinero es el barómetro de la virtud social. Cuando vea que se comercia, no por consentimiento sino por compulsión -cuando note que para producir, se requiere el permiso de quienes no producen nada3- cuando vea que el dinero fluye hacia aquellos que negocian no bienes, sino favores -cuando vea que los hombres se enriquecen más por peculado y palancas, que por trabajar y que las leyes no le protegen a usted de ellos, sino a ellos de usted- cuando vea que se recompensa la corrupción y la honestidad se convierte en autosacrificio, -puede usted saber que su sociedad está condenada. El dinero es un medio tan noble que no compite con armas y no acuerda con la brutalidad. No permitirá que un país sobreviva siendo mitad propiedad, mitad botín. 




“Cuando los saqueadores aparecen entre los hombres, comienzan por destruir el dinero, porque el dinero es la protección de los hombres y la base de una existencia moral. Los destructores se apropian del oro y dejan a sus dueños una pila de papeles falsificados. Esto elimina toda medida objetiva y entrega a los hombres a un poder arbitrario de un establecedor arbitrario de valores. El oro era un valor objetivo, un equivalente de la riqueza creada. El papel es una hipoteca sobre riqueza que no existe, respaldada por una pistola apuntada hacia aquellos de los que se espera que produzcan. El papel es un cheque girado por los saqueadores sobre una cuenta que no les pertenece: sobre la virtud de sus víctimas. Espere el día en que rebote y se les ponga un sello que diga ‘Cuenta sobregirada’.

“Cuando ustedes han hecho del mal el medio de supervivencia, no espere que los hombres permanezcan buenos. No esperen que continúen siendo morales y que ofrenden su vida para ser forraje de los inmorales. No espere que produzcan, cuando la producción se castiga y el saqueo se recompensa. No se pregunte quién está destruyendo al mundo: es usted.

“Está usted en medio de los más grandes logros de la más grande y productiva civilización y se pregunta por qué se está desmoronando a su alrededor, mientras condena su fluido vital -el dinero. Mira usted al dinero como los salvajes antes que usted, y se pregunta por qué la selva está regresando a los límites de sus ciudades. A través de la historia del hombre, el dinero fue siempre arrebatado por saqueadores de una clase u otra, cuyos nombres cambiaron, pero cuyos métodos permanecieron iguales: apoderarse de la riqueza por la fuerza y mantener a los productores amarrados, disminuidos, difamados y privados de honor. Esa frase sobre lo malo del dinero, que usted pronuncia sin empacho ni duda, proviene de tiempos en los que la riqueza era producida por el trabajo de esclavos -esclavos que repetían los movimientos una vez descubiertos por la mente de alguien y dejados sin mejorar por siglos. Mientras la producción fue regida por la fuerza, y la riqueza obtenida por conquista, había poco que conquistar. Sin embargo a través de todos los siglos de estancamiento y hambrunas, los hombres exaltaron a los saqueadores, como aristócratas de la espada, como aristócratas por nacimiento, como aristócratas del despacho, y despreciaron a los productores, como esclavos, como mercaderes, como tenderos, como industriales.

“Para gloria de la humanidad, hubo, por primera y única vez en la historia, un país del dinero -y no tengo más alto ni más reverente tributo que pagar a los Estados Unidos5 , porque esto significa: un país de razón, justicia, libertad, producción, logro. Por primera vez, la mente del hombre y el dinero fueron liberados, y no hubo fortunas-por-conquista, sólo fortunas-por-trabajo, y en lugar de hombres armados y esclavos, apareció el verdadero creador de riqueza, el más grande trabajador, el más alto tipo de ser humano -el hombre que se hace a sí mismo: el industrial americano. 


“Si me pide que nombre la más orgullosa distinción de los americanos, yo escogería -porque contiene a todas las demás- el hecho de que ellos fueron el pueblo que creó la frase ‘hacer dinero’. Ningún otro lenguaje ni nación había usado esas palabras antes; los hombres siempre habían pensado en la riqueza como una cantidad estática, para ser arrebatada. Los americanos fueron los primeros en entender que la riqueza tiene que ser creada. Las palabras ‘hacer dinero’ contienen la esencia de la moral humana.

“Sin embargo fue por esas palabras que los americanos fueron denunciados por las culturas podridas de los continentes de los saqueadores. Ahora el credo de los saqueadores le ha conducido a usted a observar a sus más orgullosos logros como la marca de la vergüenza, a su prosperidad como culpa, a sus mejores hombres, los industriales, como guardias negras, y sus magníficas fábricas como el producto y la propiedad del trabajo muscular, de los esclavos azotados, como en las pirámides de Egipto. El corruptor que a la ligera afirma que no ve diferencia entre el poder del dólar y el poder del látigo, debe aprender la diferencia en carne propia -como de hecho, creo que le sucederá.

“Hasta, y a menos que ustedes descubran que el dinero es la raíz de todo bien, estarán pidiendo su propia destrucción. Cuando el dinero cese de ser la herramienta con la cual los hombres negocian entre ellos, el hombre será la herramienta del hombre. Sangre, látigos y pistolas, o dólares. Escojan. No hay más opciones, y su tiempo se está agotando.

7 comments:

  1. Sì, està convencida de quel dinero es la raìz de todo mal. Por eso acapara todo lo que puede para defender a su pueblo.
    Gracias Kris por tanta bondad!
    Emma Peel

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  2. Que lastima que no existen empresarios así en Argentina en serio. O es empresarios en serio en Argentina? o es empresarios en una Argentina en serio? Zas, me trabé !
    Cheerz, N

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  3. Bueno, Francisco D'Anconia era Argentino, lastima que solo es un personaje de ficcion :)

    Francisco

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  4. Aplauso, medaya & beso.

    meg@radio

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