Dilapidándola para darse con todos los gustos de la más profunda y delirante adolescencia ideológica.
Sé que diciéndolo ahora no te lleva el apunte ni tu abuela, pero la suba no va a ser eterna. Cuando todos sacan y muy pocos ponen, la plata en algún momento se termina.
Lo racional hubiera sido darse con algún gustito de vez en cuando – somos todos humanos – y usar el grueso de los ingresos extraordinarios para hacer las reformas/inversiones que el país necesita para ser más productivo.
Una vez más, el tren se va, saquen los boletos, y los argentinos se quedan parados en el andén con las gallinas y valijas de cartón atadas con soga.
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