Durante la administración de Néstor Kirchner se designaron nada menos que 22 empleados públicos por día (incluyendo feriados, sábados y domingos). Una verdadera máquina de agrandar inmensamente el sector público. Y conferir prebendas, por cierto. A ello cabe agregar que la actual presidente anunció el 11 de mayo de 2010 la incorporación a “planta permanente” de 10.000 trabajadores transitorios del Estado. Y sigue en esa línea.
Estas cosas suceden cuando se considera que el Estado es apenas un “botín de guerra” de la política que fundamentalmente sirve para comprar lealtades (votos) a cambio de empleos, privilegios y subsidios. Pero ocurre que éstos deben pagarse y que, cuando son excesivos, obran a la manera de “peso muerto” sobre una economía que entonces queda afectada de una sensación de parálisis que afecta directamente a su potencial de crecimiento. Al de todos, empleados públicos, o no.
Me gustaría que el gobierno aclare, en la toma de créditos que hizo el Estado del sector público y privado bancario en la última semana (Banco Nación y Privados obligados a prestarle), si tiene una leve idea de la imposibilidad que una economía funcione con la sequía que produjo.
ReplyDelete¿Cómo hacen para, tirando día a día, llegar a mantenerse tanto tiempo? ¡Qué habilidad que tienen! Hay que reconocerles eso.
ReplyDeleteSi me dieran alguna indicación para mi economía particular, bastante afectada por la economía general conque ellos la condicionan...
Por otra parte: El gigantismo del sector público -eficiente o no, no viene al caso- es "el" problema en un país serio como Francia. Que lo llevá muy mal (así que acá ni hablemos). Justamente de eso se tratan las últimas elecciones allá. O reforman lo público -incluyendo empresas mixtas- o cargan con un presupuesto que no están pudiendo afrontar. Y los franceses se debanten entre acomodarse a lo real o seguir con "la grandeur". Si tienen problemas los franceses ¡qué nos espera a los argentinos!
Igual insisto: Derroche y austeridad son dos movimientos de las economías dirigistas, manejadas por el Estado. Lo único que va a evitar estas crisis artificiales es liberar la economía. Es como dijo Benegas: ni público, ni privado: liquidado. Es complejo de realizar, pero se puede. Eso sí: toma un par de décadas.
Es paradójico: El derroche generado por los Estados benefactores llevó a una crisis económica tal que origina una crisis política que pone en riesgo la modalidad del Estado benefactor mísmo.
Bien por ellos. No podrían haberlo hecho mejor.
DF, el contexto internacional es el más positivo en un siglo y el país venía de un período de enormes inversiones en infraestructura.
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