Jun 3, 2012

De Mrs GA por mail

Ocurrió hace años, siendo ya anciano él, en el cruce de Callao y Corrientes.

En esa esquina de la ciudad de Buenos Aires, una barrita de jóvenes conversaban y arreglaban el mundo, cuando ven a un hombre mayor ciego que se acercaba con la intención de cruzar la calle. Uno de los jóvenes, el más despierto, percibió que se trataba de Jorge L. Borges y comentó con sus amigos las circunstancias de riesgo de este señor, recordando por encima de todo la clara posición antiperonista del escritor.

Y entonces les dijo a sus amigos en tono de broma: "lo ayudaré a cruzar y una vez que lo haya hecho le diré que yo soy peronista".

Dicho y hecho.

El joven se ofreció para ayudarlo a cruzar a Borges y este le agradeció su gesto con la afabilidad que lo caracterizaba.

Cuando llegó a la otra vereda, el joven le dijo con orgullo, "Sr. Borges, el que lo acaba de ayudar a cruzar es un peronista".

El escritor con gesto asombrado le contestó:

"Muchas gracias, joven, la aclaración que me acaba de hacer es lo de menos, yo también soy ciego”.


Agrego yo:

Como historia, seguramente apócrifa, resulta simpática. Ojalá los problemas del país se limitaran al peronismo y los peronistas, porque eso significaría que Argentina cuenta con el otro 50% de sus políticos y electores para superar sus fracasos recurrentes.

Lamentablemente, la realidad es considerablemente más complicada. En Argentina los partidos de oposición al peronismo tienen como objetivo de máxima convencer a sus potenciales electores de que ellos son el verdadero peronismo.

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