Jul 13, 2012

Don, Willie, James y Arnold


Don

Don era un muchacho común y corriente, empleado de una mueblería. Corrían sus años mozos cuando, al igual que a muchos tontulos de su edad, le picó la curiosidad por las drogas. Fumaba marihuana, tomaba alcohol en reuniones de amigos, probó alucinógenos, pero ninguna substancia lo convirtió en adicto. Todo cambió cuando probó cocaína. La cocaína le cambió la vida, y ninguna cantidad parecía ser suficiente. La droga de los ricos lo acercó a médicos, empresarios y abogados al principio. A la peor bosta después, cuando no le alcanzaba el dinero para comprar más. Se hizo amigo de los "dealers" y fue así como decidió formar parte de la banda que asaltaría la casa de un joyero el 19 de diciembre de 1980. Todo estaba planeado: entramos a la casa, sacamos un maletín con $100,000 y piramos en menos de 10 minutos. Alguien le dio una pistola a Don, que en su vida había empuñado un arma. Al llegar a la cocina se da con el dueño de casa, que lo recibe armado. Don se tira al piso y con la mano en la campera hace un disparo. El dueño de casa muere en forma inmediata. 

La sentencia lee: "25 years to life in prision". Don va a parar a San Quintín y allí pasa sus días como preso ejemplar. El descarrilado muchacho se convierte en un hombre de bien en uno de los peores lugares de la tierra. Su legajo no tiene una mancha disciplinaria, y Don obtiene allí un título universitario y pasa sus días como consejero para otros prisioneros con problemas de adicción. Una vez transcurridos los 25 años, Don hace un pedido para que se le otorgue libertad condicional. Si a Don, que tiene en su carpeta recomendaciones de los guardias de la cárcel, no le otorgan libertad condicional, entonces no sé a quien le otorgan libertad condicional. 

Pero el problema de Don no es Don. El problema de Don es Willie.    


Willie

Willie Horton fue condenado a prisión perpetua en el año 1974 en Massachusetts luego de robar y matar de 19 puñaladas a Joseph Fournier, el empleado de una estación de servicio en la ciudad de Lawrence. Gente de buen corazón había promovido la sanción de una ley que reconoce el derecho de los presos a rehabilitarse y reinsertarse en la sociedad. Fue así que Willie fue el beneficiario de un fin de semana fuera de la cárcel el 6 de junio de 1986. Nunca regresó. Miento, regresó; pero de los pelos a una cárcel de Maryland el 20 de octubre de 1987. 

Pasó que el 3 de abril del '87 Willie asaltó, violó y mató a una mujer en Oxon Hill. El juez a cargo del caso lo mandó a cumplir su sentencia de "two life terms plus 85 years" (me encantan estas sentencias de los yanquis, cómo se calcula eso? Será por las dudas sea verdad lo de la reencarnación?) en una prisión de máxima seguridad en cualquier parte menos en Massachusetts, donde podría ser beneficiario de otro "fin de semana" libre. 

El caso resonó fuerte en todo el país. Y en California en particular, ya que luego de juntar firmas, los ciudadanos plebiscitaron una reforma constitucional por la cual estipularon que sería el gobernador quien estaría a cargo de firmar los decretos que otorgan libertad condicional en casos de prisión perpetua. La reforma fue aprobada por el pueblo californiano el 8 de noviembre de 1988. 

El mensaje de la reforma era claro: "no queremos que un burócrata escondido detrás de su oficina y a quien no podemos echar a patadas cuando comete un error de esta naturaleza sea el encargado de poner en la calle a los Willies del mundo." 

Y funcionó, porque el gobernador piensa 100 veces antes de firmar un decreto que pone en la calle a alguien que mañana podría cometer un crimen que le va a costar su carrera política. Para dar un ejemplo –y para hacer trizas los estereotipos en el camino–  el republicano Schwarzenegger le dijo que no al 75% de los pedidos que llegaron a su despacho durante su gestión. Esto lo convierte en el gobernador más progresista de los últimos tiempos, ya que por ejemplo Gray Davis, el demócrata que le entregó el mando, cuenta con un 99% de negativas en su cintura.  

James

James Milton Allen era un padre y un esposo ejemplar. Alto, buenmozo, bonachón y laburante como pocos. Trabaja en su negocio con su yerno y les iba muy bien. 1980 venía siendo un muy buen año para él. Para celebrar los 27 años de casado, sorprendió a su esposa Virginia con un par de pasajes a Nueva Zelanda, donde fueron a renovar el voto nupcial. 

La trágica muerte de James en diciembre de ese año dejó a la familia en la calle. Su esposa nunca se recuperó de la pérdida, su hija mayor cayó en una depresión fulminante que culminó en suicidio unos años más tarde, la otra hija del matrimonio, la esposa del compañero de laburo de James, perdió a su esposo a manos del alcohol, ya que el adorado yerno se vino a pico luego del episodio. Una familia perfecta quedó devastada luego de la muerte del patriarca. 

Arnold

En California, un panel de expertos analiza caso por caso las 6.000 solicitudes de libertad condicional que llegan a sus despachos cada año. De esos 6.000 casos, la comisión normalmente recomienda se le otorgue libertad condicional a unos 200 prisioneros cada año. Esos 200 casos son analizados uno por uno luego por el gobernador, que termina oponiéndose a la recomendación de la comisión en casi todos los casos, como mencioné antes (cabe destacar que el estado griego de California gasta más de 100 millones anuales para mantener este aparato burocrático que esencialmente termina diciendo "no" en el 99% de los casos). 

Las chances de Don eran flacas entonces cuando el gobernator revisó su caso. Schwarzenegger se sentó en la oficina con su asesor. 

- "Qué tal este Don?.. Tiene un lugar estable donde vivir luego de ser liberado?"
- "Sí, Gobernador". 
- "Y su reporte psiquiátrico... qué tal?" 
- "Estelar. Y debo añadir, Gobernador, su conducta impecable; ni una prendida de pucho en 27 años de cárcel". 

Sólo podemos especular que Schwarzenegger puso el gancho luego de leer una carta de Carol, la hija de James, el joyero asesinado por Don. "El crímen, por su naturaleza, me impide aceptar la recomendación de la Comisión y por ello revierto la decisión de la misma. Libertad condicional denegada."


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Esperan aquí un comentario, una opinión o una reflexión? Ando sin cambio. Qué tal alguna de ustedes? 

6 comments:

  1. Bueno, en un país se cumplen las leyes y los jueces hacen lo que se espera de ellos.
    En la repúblika de peronia, los delincuentes son las víctimas, y los inocentes culpables. O algo así.

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  3. Impecable manera de presentar un problema serio y profundo. Me parece que el tema excede la función judicial, que en este caso funcionó porque Don fue condenado. Ahora, no hubiera merecido Don la libertad condicional? No amamos los liberales la libertad ante todo? Ojo que acá no se trata de no respetar la ley y el estado de derecho (contrapartida del amor a la libertad), porque si hubiera una ley que preve las condiciones en las que se debe otorgar la libertad condicional entonces se respetaría. Se justifica mantener encerrado a un tipo aún cuando demuestre fehacientemente que su vida ha sido encauzada? (ni hablar de las cárceles argentinas) Qué es la pena? Para qué sirve el sistema penal? Demasiadas preguntas...Yo voy a asumir que la libertad tiene sentido para continuar preguntandome cosas.
    El argumento de porque se otorgó al gobernador la facultad de resolver la libertad condicional me parece medio absurdo. ¿Tiene sentido que un gobernador (supongamos el mejor gobernador que tuvo el estado en la historia) ser "expulsado" (o no reelegido, en su caso), porque otorgó mal una libertad condicional?
    Y si esa libertad condicional fuera otorgada por un tribunal ad-hoc, o por una comisión de notables, incluyendo algun representante del poder ejecutivo? O por el mismo órgano que selecciona jueces (en nuestro país el consejo de la magistratura, en otros casos el senado)? Más preguntas, mil perdones....

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  4. Tantos temas que surgen de estas historias...

    A mí también me parece excesivo el castigo a Don luego de cumplidos los 25 años. Pero no soy un liberal que ama la libertad ante todo. La libertad tiene un precio: la responsabilidad. Me parece perfecto que Don haya sido privado de su libertad porque las consecuencias de su obrar privaron de libertad a otro(s).

    El sistema penal tiene varios fundamentos: 1) castigo (no sería feliz yo de ser el hijo de James sabiendo que Don anda de juerga después de haberme quitado a mi viejo), 2) educativo (nos enseña a los que estamos afuera que de no portarnos bien vamos a estar adentro), 3) seguridad (Willie es un peligro para la sociedad). Para todo eso sirve el sistema penal.

    Tiene sentido que el gobernador sea responsable de las muertes de un criminal que no debería haber estado suelto. Es el ejecutivo el encargado de la administración de las cárceles, por lo tanto, es en este poder donde recae la responsabilidad de determinar quien debería gozar del beneficio de la libertad condicional.

    Y para responder tu última pregunta: el comité está formado por expertos que dependen del ejecutivo.

    Cabe agregar algo al final de la historia. Luego que el pedido de Don fue denegado, otro caso llegó a la Corte en California y los jueces determinaron que el gobernador por puede usar como fundamento para negar la libertad condicional solamente el hecho de que el crimen fue demasiado grave (y estoy de acuerdo con los jueces, ya que el poder judicial determinó que la pena era 25 años con posibilidad de libertad condicional luego de cumplirse el mínimo de la sentencia. Si el gobernador usa solo el argumento de que el crimen fue grave, está arbitrariamente cambiando la sentencia y, al hacer esto, entrometiéndose en cuestiones reservadas para otro poder). Para hacerla corta, luego de salir este fallo en el 2008, Don apeló y ganó. Hoy está en libertad.

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  5. Gracias Ramiro por tu explicación.
    Sobre el tema de la responsabilidad, creo que justamente tiene que ver con el imperio de la ley y el estado de derecho: el tipo cumplió y hay una ley que le permitiría salir en libertad, condicional, siempre y cuando se cumplan las condiciones. No veo que ello vaya en contra de la responsabilidad.
    Sobre la utilidad del sistema penal, sólo me permito, por no ser un experto en la materia, dos comentarios:
    (i) algunas constituciones, entre ellas la Argentina, establecen claramente que el sistema penal no tiene por objeto el castigo. En el caso de la CN Argentina, el art. 18 dice concretamente "Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas". Incluso algunos tratadistas sostienen que la pena en sí misma no debería tener carácter retributivo. Esto, más allá de la satisfacción personal de ver al asesino de tu padre entre rejas, satisfacción con la que yo sin duda alguna coincidiría sin chistar. Pero no es a eso a lo que el sistema debe tender.
    (ii) Algunas voces también de la doctrina (más allá de que uno las considere respetables o no), sostienen que el poder disuasivo del sistema penal es nulo. Para mí es imposible verificarlo, pero se opina de este modo, y gente teóricamente muy respetada en el ambiente de las leyes penales (for what it's worth...).
    Igualmente, me alegro que Don haya salido. Sobre todo habiendo tanto hijodeputa suelto....

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  6. Muy bueno, Ramiro. En algún momento habría que debatir en serio el tema del consumo de drogas por parte de adultos en pleno uso de sus facultades.

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