Histórico (Bumped)

Muchacho parado en semáforo peatonal, viendo la muchedumbre.

Estuve en Plaza de Mayo. Nos encontramos con Klaus y, como él dice, no pudimos encontrarnos con Gabriela porque vino mucha, pero mucha mucha más gente de la que creo que cualquiera hubiera pensado. Klaus me hablaba de que si se superaba una masa crítica, la gente se prendía, y pucha si se prendió.
Fue una jornada impresionante. Una de las peores pesadillas del populismo sucedió: perdieron la calle, les llenaron la plaza emblemática, los repudiaron, los reputearon. Se les juntó espontáneamente más gente que la que ellos mismos pueden bombear ahí adentro. No sé si un punto de inflexión, pero sí definitivamente esto fue una demostración de hartazgo e indignación gigantesca que queda en la historia corta, ya veremos si en la larga.

Clasemedieros. Si se levanta Perón los agarra a los K y los recaga a trompadas con los muñones por ese término, por idiotas. El tipo, brutalmente equivocado, pero lo que buscó era hacer una gran clase media argentina, ¿y estos imbéciles qué hacen? Van y te acuñan un término insultante con las palabras de ese sueño tan módico, el de ser de clase media. Hay viejos y no tan viejos perucas, una buena parte del popolo argento, que se acuerda de aquella idea, la clase media. Hoy unos pibitos con iPad y depto en Madero les dicen que ser de clase media es un pecado.

Los clasemedieros te reventaron la plaza, Cristina. Gente a la que no la tuvieron que llevar, a la que no le tuvieron que tomar lista ni al bajar ni al subir al colectivo de vuelta, a la que no le tuvieron que dar nada ni amenazar con quitar nada. Gente sin organización, sin cultura "manifestera", sin cantitos armados, sin pancartas ni banderas ni "trapos", solamente con banderitas argentinas. Gente que se unió en el espanto pasándose la invitación de boca en boca, por Twitter, por Facebook, por teléfono; y no hubo un medio visual, oral o escrito que haya tenido los huevos para informar sobre la convocatoria... justamente por miedo a las represalias, que es -entre otras cosas- contra lo que la gente fue a chillar.

Llego a casa y lo veo a Alberto Fernández escupiendo veneno contra la chief executive widower. También la veo a Cristina canchereando en una provincia amiga diciendo histriónicamente algo así como "no me dolió", o algo así como "no me importa". También lo oigo a Horacio González diciendo "sí, pero no", tomo nota mental de que me estoy quedando sin champú. Y ya medio me duermo. Mañana será otro día.

Posteo acá algunas fotos que saqué anoche.