Como no podía ser de otra manera, parece que se está instalando la idea de que la culpa del deterioro de la infraestructura de transporte público del país es de las concesiones.
Lejos de entender que si no permitimos que funcione el mercado, con todo tipo de distorsiones, pasan estas cosas, la culpa es del mercado y la solución es menos mercado.
Seguimos con el típico pensamiento mágico latinoamericano. Aparentemente es posible pagar pasajes bolivianos y tener servicios de trenes suizos. Es un acto de "Justicia Social" y de "Progresismo" que un jujeño que en su reputa vida viajó en un tren urbano de pasajeros y que tiene la décima parte del ingreso per cápita subsidie a un señor que vive en la Capital Federal.
Insisto, seguimos sin ni siquiera aproximarnos a entender cuestiones elementales. Ya no se trata de alta economía ni ciencia política, son cuestiones elementales, del más descarnado sentido común.
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