Más de la Modernidad

Relacionado con la publicación de las caricaturas de Mahoma, hoy le decía a Agustín que en realidad el problema no es que un diario haya publicado tal o cual caricatura, por más ofensiva que sea a una determinada cultura, sociedad o religión, sino la reacción de los supuestamente afectados.

Hace unos meses un artista plástico argentino hacía una muestra en Buenos Aires, con el auspicio del gobierno de la ciudad, con elementos extremadamente ofensivos para la feligresía católica. Mucha gente se quejó, pero a nadie, ni al más fanático católico, se le ocurrió salir a disparar armas de fuego en la Plaza de Mayo, ni quemar fotos del artista, ni matar a su familia.

Hace aproximadamente cinco siglos, Occidente avanza en un proceso de secularización. Las cuestiones religiosas ocupan mayoritariamente el ámbito privado de las personas. Esto nunca se dio en el Islam. Lamentablemente, todo indicaría que si seguimos así, nunca se dará.

El verdadero problema lo tenemos nosotros en Occidente, no el Islam. Somos nosotros los que hemos caído en un relativismo que no nos permite distinguir los valores que hacen que disfrutemos de los derechos y privilegios que disfrutamos. El puñado de personas que tienen el poder y manejan Irán, Arabia Saudita y demás países musulmanes tienen muy en claro sus objetivos y sistema de valores. Somos nosotros los que hemos perdido los nuestros.

Hace unos meses escribía en un post que todo lo que conocemos, hemos vivido, damos por sentado, consideramos “natural” y “derechos universales”, por lo menos en occidente, se basa en una construcción artificial. En gran medida se trata de supuestos, convenciones, una gran fantasía, un enorme esfuerzo por elevarnos por encima de nuestras miserias y pequeñeces.

Es muy llamativo para mí ver que mucha gente en Occidente da todo esto por sentado. Es como si creyéramos que la modernidad, lejos de habernos permitido todos estos logros, fuera la causante del atraso y la miseria de las sociedades que se niegan a ingresar en ella.

Como decía en mi post anterior, a veces me parece que damos tan por sentadas una serie de convenciones y no nos damos cuenta de que toda la civilización occidental es tan, pero tan frágil. No hay absolutamente NADA que nos garantice lo que disfrutamos hoy. Para volver a los tiempos premodernos no hace falta que lo quiera una mayoría, es suficiente con que la mayoría no haga nada para impedirlo.