Comparaciones Odiosas

Hace rato que tengo ganas de escribir algo sobre algunas de las cosas que me parece que históricamente fueron mejores en Argentina que en Canadá, por lo menos en la zona donde vivo. Un par de aclaraciones importantes, no quiero que esto se preste a malos entendidos:

- No quiero que lo tomen como los típicos comentarios de argentino resentido que apenas llega ya está criticando todo.
- Desde ya que todo esto que comento es un espíritu muy light, sólo con el ánimo de hablar un poco sobre las cosas que se extrañan.
- No sé si es correcto del todo decir que estas cosas son mejores en Argentina, ya que todo está relacionado con los hábitos de consumo particulares de cada sociedad. Lo que para nosotros en Argentina puede resultar de alto consumo, muchas veces no tiene demanda en otros países y viceversa.

El Gran Clásico: la carne de vaca:
Qué les puedo decir sobre esto, el gran tema gran. El problema no es que la carne acá sea mala, se consigue carne decente, pero es comparativamente mucho más cara que en Argentina, aún para los salarios locales. Ahora comprendo lo que sienten los turistas en Buenos Aires cuando se quedan alelados viendo los asaditos que preparaban los muchachos de la construcción para el almuerzo. Aclaración: estoy hablando históricamente, tal vez en este momento la carne se haya ido por las nubes y haya caído el consumo, pero no siempre fue así.

Bebidas alcohólicas:
En fin, el gran problema del monopolio estatal en la comercialización de bebidas alcohólicas: la nunca bien ponderada SAQ. Es un problema no sólo de precio sino de variedad. No estoy seguro cómo estarán las cosas en Argentina en la actualidad, pero cuando estábamos mal en los 90, cualquier sección de vinos y bebidas de un súper de barrio le pasaba por encima varias veces en variedad al local de la SAQ promedio. Ni que hablar de los precios.

Lácteos:
Como con el alcohol, no sólo es un problema de precio, también de calidad y variedad. Insisto, por lo menos en los odiados 90, la variedad y calidad de leches, yogures, cremas y demás lácteos era abrumadoramente superior a la del supermercado promedio de esta zona. Tal vez en ciudades más grandes haya mayor oferta, pero no es el caso por acá. Ni que hablar de los precios.

Tema aparte, aunque relacionado con lo anterior, el QUESO:
Ni les cuento, ni punto de comparación en precio, calidad o variedad. Hay quesos muy buenos, por lo general importados de Francia o algún otro país europeo, pero son absurdamente caros, uno y la mitad del otro, como dicen los chicos de mi barrio.

Fiambres:
Hay algunos supermercados que tienen una muy buena selección de delicatessen, pero por lo general, dejan mucho que desear. Los fiambres son caros, la variedad es mucho menor y la calidad no se compara con la de la Argentina, por lo menos cuando estábamos mal en los 90.

Galletitas:
Esto fue toda una sorpresa para mí. Por mi experiencia en EE.UU., pensé que la variedad y calidad sería mayor que en Argentina. Pero no. Mientras los cereales para el desayuno ocupan en el súper un pasillo completo, de los dos lados, la sección de galletitas es mucho más modesta. De nuevo, no sé cómo estará la cosa en este momento, con la caída de la calidad generalizada, pero en su momento, la variedad y calidad de cualquier súper de Argentina era mucho mayor. Mi vida por unas Melba.

Seguramente me olvido de algo, que lo dejo para un próximo post.