En fin, creo que no hago ningún aporte original cuando digo que en general las personas “de izquierda” no tienen opiniones muy informadas. Es lógico que sea así, lo de esta gente suele estar mucho más relacionado a los dogmas o grandes verdades reveladas que a los hechos. No le pidamos peras al olmo.
Hay un personaje que visita el blog desde hace varios meses, a pesar de jurar y perjurar que le da asco y que los que escribimos somos unos ignorantes. Le debe gustar sufrir. Honestamente, yo ya ni leo sus comentarios, los borro directamente. La vida es demasiado corta como para perder el tiempo con estas cosas. Pero hoy Cogito, compañero de lucha bloggeril, le aprobó un par sobre la pena de muerte.
Siguiendo a pies juntillas la ya clásica hipocresía progre, este muchacho, de una enorme Conciencia Social, defiende regimenes como el de Chávez en Venezuela o el de Saddam en Irak no desde Caracas o Bagdad sino desde su cómoda vida en el corazón de Canadá. Como se mudó a este país después de fracasar en EEUU, no le queda más remedio que adherir al pie de la letra a aquello de que Canadá representa la sofisticación, la modernidad y la civilización frente a la barbarie y el atraso de los vecinos del sur.
Este Intelectual Comprometido con la Realidad nos cuenta que en Canadá “la pena de muerte dejó de existir hace muchos años, entre otras cosas porque es mucho más civilizado que la barbarie troglodita” de EEUU.
Como buen progre hecho y derecho, ni siquiera se tomó el trabajo de leer algo antes de sentenciar sobre el tema. La pena de muerte fue efectivamente derogada en Canadá recién a mediados de la década del 60. Entre 1892 y 1961, la pena máxima para todas las ofensas criminales era la muerte por ahorcamiento, por supuesto, mucho más civilizada y humana que la silla eléctrica o la inyección letal.
Desde la creación del país en 1867 y el año 1962 hubo 710 ejecuciones. La última tuvo lugar en 1962 (repito, 1962) en Toronto, Ontario, con el ahorcamiento de dos criminales. Entre 1879 y 1960 hubo 438 conmutaciones de sentencias de pena de muerte.
Es interesante notar, baidewei, que la pena de muerte para crímenes militares como la traición o el amotinamiento, recién se abolió en 1998.
Ya lo dije varias veces antes. No soy partidario de este castigo. Mis objeciones tienen más que ver con la convicción de que el estado no tiene derecho a disponer de la vida de las personas.
Hay quienes sostienen que la pena de muerte sigue vigente en EEUU porque el sistema representativo del país es mucho más eficiente que el otras democracias para reflejar la voluntad popular. Las encuestas sobre el tema en países de Europa muestran sistemáticamente un amplio apoyo popular por este castigo que, sin embargo, no se traduce en su implementación efectiva.
Discutir con Cristian es una absoluta pérdida de tiempo. Su lamenteble fracaso en EEUU lo tiene loco de resentimiento. Salvando las distancias, actúa como los terroristas que ponen bombas y se suicidan para "matar al mundo" que los agobia.
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