Nos llevaron a una especie de supermercado argentino, muy bien puesto y con mucha variedad de cosas, y aproveché para darme algunos gustos. Después de años, comí unos chegusanes de miga muy buenos y me mandé unas facturas y tortillas que estaban mucho mejor de lo que esperaba.
En una mesita, cuatro argentos le daban con una caño a la Kris y su régimen, entre cafecito y cafecito.
que ganas de comerme unas!!!
ReplyDelete¡Las faturas! En México eran de cuarta.
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