May 7, 2009

Hollywood, Arizona?


Siguiendo con el tema California:

Hace unos años tuve la suerte de participar en una cena organizada por Cato. John Fund, el genio que mueve varios de los piolines de la página editorial del WSJ, fue el moderador de la noche. La ocasión: lanzar la candidatura de uno de "los nuestros" a la gobernación de California. El muchacho en cuestión, y lo que terminó haciendo de su gestión, reforzaron dos ideas pilares en mi pensamiento político: 1) el sistema no cambia facilmente, para bien o para mal; 2) NUNCA hay que confiar en un político. Jamás.

California es el estado más poblado de Estados Unidos, su economía es más grande que la economía de casi todos los países del mundo. Está bendecida por la naturaleza: el clima es bastante cerca de perfecto. Uno se puede subir al auto temprano a la mañana y bañarse en una de sus bellas playas, al auto de nuevo, a esquiar un rato en la montaña y estar de regreso en casa mucho antes de la caída del sol.

La cantidad de días soleados y la diversidad de su paisaje fueron factores decisivos para que Los Angeles sea elegida como sede de la industria del cine. Pero hay otro factor que fue quizás el más importante de todos: un sistema simple y claro de leyes que contrastaba con el ya súper-regulado mercado de New York.

La industria del cine nació, como cuantas otras, producto de la imaginación y el duro esfuerzo de un puñado de emprendedores judíos. Recién llegados del este europeo a fines del siglo XIX, estos inmigrantes comenzaron a trabajar en un rubro en el que podían hacer dinero sorteando el obstáculo más grande que encontraron: el idioma. Así fue que los judíos comenzaron a acaparar el negocio de los "nickelodeons", las maquinitas que mostraban una película por cinco centavos. El negocio de hacer las películas que se proyectaban en los nickelodeons estaban, sin embargo, en manos de protestantes nativos. Y ellos son los que contaban con las protecciones de la ley gracias a las patentes. Los judíos se prepararon así para un nuevo éxodo, esta vez a la soleada Los Angeles, donde ellos harían sus propias películas lejos del New York Film Trust y cerca del patent-free Mexico. Así es como Carlitos, Marquitos, Guillermito, y los hermanos W. hicieron de su idea un imperio. Carlitos fue el décimo hijo de una familia de trece que no tenía para comer. Comenzó trabajando como secretario antes de comprar su primer nickelodeon. Y luego otro. Y luego otro. Y luego... luego fundó Universal Studios (Carl Laemmle). Marquitos, hijo de un mozo, empezó como canillita a los seis años, abandonó la escuela a los 12 para trabajar en una imprenta, luego se pasó al más lucrativo negocio de abrigos de piel. A los 30 ya se había declarado en bancarrota dos veces antes de entrar al negocio de los nickelodeons. Años más tarde fundó Metro-Goldwyn-Mayer (Marcus Loew). Guillermito nació en Hungría, llegó a América a los nueve. Abandonó la escuela a los 11 para dedicarse al negocio de hacer ropa. Luego se metió en esto de los nickelodeons. Fast-forward unos años, fundó Twentieth Century-Fox (William Fox). Los hermanos W. eran hijos de un zapatero polaco. Comenzaron vendiendo helados en la feria antes de entrar en el negocio de reparar bicicletas. Pero lo suyo era la feria, o sea, show business. En 1904 compraron un proyector. El apellido de los hermanos era Wanskolaser. Muy complicado como nombre para una compañía que querían fundar. Decidieron hacerla simple: Warner Brothers.

Un siglo más tarde, California se convirtió en la capital mundial de la industria del juicio, está siempre en el tope de los índices de asfixia impositiva, tiene la mayor deuda del país, y por ello a nadie sorprende que esté a la cabeza en índices de desempleo, y -el índice más importante de todos- que en los últimos años haya revertido su histórica condición de atraer gente de otros estados (por primera vez en su historia, el número de ciudadanos que ha abandonado el estado es mayor al número de nuevos residentes. Para poner las cosas en perspectiva, entre el momento en el que llegaron los emprendedores del párrafo anterior hasta el año '50, la población de California se multiplicó por diez).

El costo de abrir un negocio en California es 20% más alto del promedio de los otros estados. Y con la deuda que tiene el estado, la brecha se va a hacer mayor. Qué habría pasado si Carlitos, Marquitos, Guillermito, y los hermanos W. habrían vivido en nuestro tiempo? Pués la meca del cine sería Arizona. Es una irónica cachetada del destino que el actual gobernador (como dice George Will, el mejor gobernador en la historia de los estados contiguos) venga del corazón de una industria que nació gracias a que el estado era todo lo contrario de lo que es hoy.

11 comments:

  1. Muy bueno, Ramiro.

    De todos modos, para ser honestos, Arnie es el más reciente de una chorrera de gobiernos que durante décadas se dedicaron a darle al californiano promedio exactamente lo que demandaba: más regulaciones y más impuestos para pagar cuanto disparate políticamente correcto aparecía por ahí.

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  2. Un post plagado de errores. El menor de ellos: pasarse por el tujes lo que significo David Griffith, el irlandes creador de la industria de cine americano, del lenguaje moderno, el primer blockbuster de la historia, etcetera.
    Otro error garrafal: pasarse por el tujes la legitimidad y gigantesco aporte para el desarrollo que significan las patentes cientificas, industriales, etc.

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  3. Helena: el primero que mencionás no es un error. DWG está más relacionado con la parte artística que con la producción, que es a lo que se refiere el post.

    Respecto de la segunda consideración, no he dicho que toda regulación sea mala, el exceso lo es. (Leyes simples y claras no es sinónimo de "no laws"). Y la aplicación arbitraria de las leyes también es perniciosa. Este era el clima que reinaba en el New York del post.

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  4. Arnie es como Kirchner, la cereza en una torta que viene podrida de hace rato. La diferencia es que Kirchner no prometía ser Milton Friedman.

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  5. Ramiro es ridicula esa idea del cine americano como resultado unico del emprendimiento de algunos judios (sin restarle sus creditos por supuesto). Es ridicula. Mencionas a ¡Chaplin! relacionado con produccion y no a irlandeses como Buster Keaton y Lloyd?!¿!! que aportaron INFINITAMENTE mas en el sentido que pretendes!
    !Eso es lo que se dice manipular la historia! o no sabes de que estas hablando.

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  6. Exacto, Arnold terminó siendo un traidor, otro Arlen Specter que hace cualquier cosa por seguir en la silla.

    Está bien negociar, de eso se trata la república, pero aflojar para no perder popularidad, eso es demagogia.

    Sobre California, primero llegaron los emprendedores y mucho más atrás, los abogados.

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  7. Blogo, no sé hasta que punto traidor. Si quieren ser reelectos, los gobernadores de California, como los de cualquier otro estado, tienen que darle a los electores lo que los electores demandan. La California actual, con las miles de regulaciones, controles, limitaciones y demás, es la que quiere el californiano promedio.

    Por otro lado, en el caso del Governator, el tipo trató de recortar algo y fue derrotado en la legislatura por los sindicatos de empleados públicos.

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  8. Helena: no mencioné a Chaplin. Y el post nunca pretende describir en forma exhaustiva la historia de Hollywood.

    Presumo por tus comentarios que necesitás un curso avanzado de comprensión de textos.

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